Ya son 28 años desde que Antonio Flores murió. Su luz se apagó totalmente el 30 de mayo de 1995, pero 15 días antes el brillo había comenzado a menguar. El 16 de mayo la familia recibía el primer golpe con la muerte de Lola Flores, a la que Antonio estaba muy unido. Él también vivía en El Lerele, en una cabaña que le habían construido, aunque prácticamente todas las noches se pasaba por la habitación de su madre, donde pasaban horas y horas hablando de la vida, de la muerte, del arte… Y la falta de La Faraona acabó con él.
El 16 de mayo, ante la impotencia por la muerte de su madre, Antonio Flores se desahogó pegándole un puñetazo a la pared de una casa llena de familiares y amigos cercanos, un gesto que obligó a que le escayolasen la mano. La pena en la que estaba sumido le llevó a encerrarse durante horas en la habitación de La Faraona, totalmente solo, una decisión que su entorno respetó mientras escuchaban sus lloros y lamentos.
La figura de Lola Flores era demasiado importante para Antonio, era su madre, pero también su salvadora, a la que le pidió ayuda para salir de las drogas. La artista fue la que se encargó de que no se juntara con malas compañías. Siempre se ha recordado la escena en la que, al parecer, La Faraona le enseñó el brazo y le dijo “méteme lo que tú te metes y nos morimos los dos. Venga, chulito, a ver si te atreves a ver cómo tu madre se mete lo que tú”.
Al día siguiente, el 17 de mayo, Lola Flores fue trasladada al Centro Cultura de la Villa, en la Plaza de Colón, donde sus seguidores acudieron parar darle el último adiós y mostrar su cariño a una de las grandes artistas de España, tanto que en total acudieron unas 150.000 personas a despedirla. El entierro tuvo lugar en el cementerio de La Almudena, pero Antonio no fue. Él ya lo había advertido, quería recordar a su madre viva.
Al día del entierro le siguieron diez días en los que Antonio Flores estuvo sumido en la tristeza. Apenas dormía y el alcohol le acompañó en esos duros momentos. “No puedo vivir sin ella. A mi hija la adoro, pero me falta mi luz, no puedo vivir sin ella”, decía Antonio, según relató hace no mucho su hermana Lolita en ‘Lazos de Sangre’.
Y llegó el 26 de mayo. El día en el que Antonio Flores tenía que actuar en un concierto de Pamplona, a donde llegó con un aspecto desmejorado. Se le veía cansado y con una evidente falta de sueño que intentaba disimilar con unas gafas de sol. Actuó delante de unas 2.000 personas. “Esta es la primera gala desde la muerte de mi madre. Estoy cansado, con falta de sueño, muy emocionado. Aparte de dedicar el show a todos vosotros se lo dedico a Lola Flores”, dijo lanzando su brazo escayolado al cielo y mostrando ganas por seguir adelante. Sin embargo, aquel fue su último concierto.
El 27 de mayo, Antonio acudió junto a sus hermanas Lolita y Rosario, Guillermo Furiase o Carmen Ordoñez a casa de Paco Martín, amigo y también el que le había fichado para su compañía, Twins. En su chalet estaban celebrando el cumpleaños de la pareja de Paco, que vio por última vez ese día a Antonio, al que pudo disfrutar mientras bailaba con su hija de seis años en la cocina.
Nadie pensaba que aquel sería el último evento de Antonio Flores. Sabían que estaba mal, pero también que quería seguir y luchar, especialmente por su hija Alba, actriz conocida por sus papeles en ‘Vis a vis’ o ‘La casa de papel’. Pero la noche del 29 de mayo todo acabó a sus 33 años.
Aquella noche Antonio Flores estuvo en su cabaña de El Lerele junto a las Hermanas Chamorro, Irene y Chelo. Los tres se habían conocido en un concierto de Michael Jackson en Marbella en 1988, aunque sus padres ya eran conocidos. “Antonio se encontraba mal. Dijo que estaba muy cansado, pero ninguno pensamos, ni siquiera él mismo, que fuera nada importante. Había dormido poco y no había comido prácticamente nada”, dijo Irene a El País diez después de la pérdida de Antonio.
Según aquel relato, en esa reunión del 29 de mayo también estuvieron El Pescailla, Rosario Flores, Antonio Carmona, Antonio Villa y El chirla. “Todo con normalidad. No le vimos tomar cocaína, nunca lo hubiera hecho delante nuestro. Bebía bastante y tomaba tranquilizantes que le había recetado el médico desde la muerte de su madre”, señalaron las hermanas. Precisamente fue a ellas a las que Antonio les pidió que se quedaran con él en la cabaña porque no quería estar solo.
Tras un baño en la piscina, dijo que se iba a dormir con total normalidad. Irene y Chelo aseguraron que al rato lo oyeron roncar. Sin embargo, por la mañana, cuando fueron a ver cómo estaba. “No se le movía la barriga. Le toqué, le moví… No me respondió. Estaba en la misma postura que se acostó. Nos asustamos mucho y fuimos a buscar a Rosario”, narraron entonces las Chamorro.
A las 9:30 de la mañana del día 30 de mayo, un médico certificó la muerte de Antonio Flores y un juez ordenó el levantamiento de su cadáver para que se le practicase la autopsia. Nadie quiso dar declaraciones entonces, habían sido dos semanas de tragedias, pero en los dos meses siguientes a su muerte, el disco ‘Cosas mías’ de Antonio Flores vendió 150.000 copias.
Hace unos años Irene quiso aclarar en unas declaraciones a Pronto que Antonio no se suicidó, que sufrió un infarto. “Estaba limpio. Miré la caja de pastillas y vi que seguían allí, no se había excedido con la dosis diaria”, relató.
En 2015 Lolita habló de aquella mañana del 30 de mayo de 2015 con Bertín Osborne, donde relató que cuando llegó el Samur les dijo que dejasen a Antonio, “que ya no tiene remedio, y sálvenme a mi hermana Rosario”. Los meses posteriores la cantante los describió como un auténtico desquicie. “Me volví loca. Bebía. Le pegaba puñetazos a las puertas. No entendía lo de mi hermano, gracias a mis hijos lo reconduje”, expuso la hermana mayor. Rosario, por su parte, contó que “estaba destrozada y quería matarme sin mi hermano. Pero a los ocho meses me quedé embarazada de Lola y se acabó el destrozarme y maltratarme”.