Muere Sixto Rodríguez a los 81: la estrella efímera que se enteró de su fama por un documental

  • El cantante de origen mexicano publicó dos discos a principios de los 70 para luego pasar al olvido... o eso creía

  • En el documental 'Searching for sugar man' (2012) se revelaba que Rodríguez había sido un ídolo en Sudáfrica durante décadas

  • Tras lanzar 'Cold fact' (1970) y 'Coming from Reality' (1971) Rodríguez sobrevivió a duras penas hasta ser redescubierto

El cantante y compositor Sixto Díaz Rodríguez, conocido artísticamente como Rodríguez, ha muerto este miércoles a los 81 años. Protagonista de una de las historias más inusuales de la música contemporánea, Rodríguez alcanzó la fama global ya sexagenerio cuando un cineasta sueco Malik Bendjelloul realizó el documental 'Searching for sugar man' en el que contaba el estrambótico caso del músico 'olvidado' que era ídolo en la otra parte del mundo. El documental ganó el Oscar en 2013, Rodríguez vivió un momento revival importante: su historia y resurgimiento ganaron atención mundial.

El hombre de las chuches

Era un chico mexicano que venía de las calles en Detroit, pero los productores de la Motown creyeron ver en el a una especie de Bob Dylan chicano. Sixto Diaz Rodríguez ya actuaba guitarra en mano, en pequeños clubes de la ciudad y apenas tenía un puñado de canciones. Grabaron dos discos, 'Cold Fact' en 1970 y 'Coming from reality' el año siguiente. Pero ni la presencia inusual de Rodríguez, y sus letras enigmáticas y poéticas, ni el rasgueo folk de su guitarra lograron capturar a las masas. No le renovaron los contratos, su ambición se fue apagando y se pasó los siguientes años tocando esporádicamente para amigos o en algún bolo ocasional y trabajando como obrero de la construcción.

Solo se vive dos veces

Pero mientras esto ocurría, al otro lado del mundo, los dos discos de Rodríguez llegaban a la Sudáfrica del apartheid más recalcitrante y empezaban a circular de manera casi clandestina, popularizados por el método boca oreja y convirtiéndose en objetos de culto. Sobre Rodríguez corrían verdaderas leyendas en Sudáfrica, en la mayoría de las cuales el cantante estaba muerto. Algunas de ellas incluso aseguraban que se había matado en el escenario.

La música de Rodríguez se caracterizaba por su estilo folk-rock y sus letras poéticas y reflexivas. Su voz suave y melódica, junto con su habilidad para contar historias a través de sus canciones, le otorgaban un atractivo único. Sus canciones a menudo abordaban temas sociales y personales, como el amor, la política, la injusticia y la lucha por un mundo mejor. La Sudáfrica aprisionada por el racismo brutal del apartheid necesitaba leyendas de este tipo para resistir. Y Rodríguez pasó a la categoría de mito. Se convirtió en una leyenda de la lucha contra la segregación.

Mientras tanto, ajeno a todo esto, el músico continuaba con su vida de 'cantante fracasado' hasta que el joven cineasta sueco Malik Bendjelloul se enamoró de la historia del misterioso 'Sugar man' -asi se le llamó por una de sus canciones- y decidió seguir el periplo de dos fans sudafricanos que terminan encontrándolo en mismas calles de Detroit, donde había vivido toda su vida. El resto es historia. Durante su efímero resurgir, Rodríguez pudo presentarse propiamente ante sus fans sudafricanos, pero además hizo conciertos por EE UU y Europa -en España llegó a tocar ante 5.000 personas en el Poble Espanyol de Barcelona- ante un público, todo hay que decirlo, más entregado a la leyenda del 'Sugar man' que al músico.

Pero lo cierto es que sus melodías intimistas y arreglos sencillos hicieron de Rodríguez un cantautor más que respetable. Y sus canciones tienden a ser emotivas y profundas, lo que le ha ido ganando una notable y merecida base de seguidores apasionados a lo largo de los años. Tampoco esta vez desaparecerá del todo.

Fin de la historia: el joven cineasta sueco que lo redescubrió para el mundo se suicidó una año después de ganar el Oscar con su documental arrojándose a las vías del tren, víctima de la depresión. Tenía 36 años.