Sinéad O’Connor ha recibido el último adiós tras su muerte el pasado 26 de julio. Y lo ha hecho recibiendo todo el cariño del público en Bray, la localidad irlandesa al sur de Dublín donde residió durante 15 años. Un cortejo fúnebre que reunió a miles de personas que querían despedirse de la artista, fallecida a los 56 años. Las calles se llenaron de imágenes de la cantante irlandesa, de coronas de flores y de un ambiente emotivo con el que rindieron tributo a la intérprete ‘Nothing Compares 2 U’.
Durante todo el cortejo fúnebre los asistentes a su funeral rodearon el coche que transportaba los restos mortales de Sinéad O’Connor, un trayecto en el en ningún momento dejaron de sonar algunas de sus canciones más conocidas por encima de los aplausos de los allí asistentes.
Según el coche fúnebre iba haciendo su recorrido, los asistentes depositaban su ofrenda floral sobre vehículo. Además, el féretro llevaba en la parte trasera una foto de la artista sonriente que podía verse tras el cristal, una forma de despedirse de ella reivindicando su sonrisa y lo que su legado ha significado.
Un día muy especial que contó con la presencia de U2. Bono, Adam Clayton y The Edge estuvieron en la localidad para despedir a O’Connor, participando en un servicio religioso privado, según se ha podido conocer. No fueron los únicos que estuvieron allí presentes, también acudió el presidente del país, Michael D. Higgins, y el cantante Bob Geldof, además de los hermanos de la cantante.
O’Connor fue despedida bajo el rito musulmán, como ella quería. El imán que ofició la misa puso en valor su arte, el de una mujer “dotada de una voz que conmovió a toda una generación de jóvenes” que encontraron en sus melodías el consuelo y el refugio que buscaban.