Cuenta la leyenda que acechaba el cambio de milenio y la gente necesitaba creer. ¿Quién sería el o la encargada de transmitir algún mensaje esperanzador (y de preferencia bailable) para esos tiempo pre apocalípticos? Ciertamente nadie imaginaba que fuera Cherilyn Sarkisian (1946), Cher, una vieja gloria del pasado que se había mantenido tozudamente vigente por décadas, pero de la que a sus 52 años tampoco se esperaba que causara una revolución musical más allá de sus múltiples reinvenciones dentro del pop. Pero algo ocurrió ese octubre de 1998: la gente empezó a creer.
No sabemos lo que estabas haciendo tú hace 25, aunque en realidad quizás sí lo sabemos porque probablemente estabas bailando 'esa' canción de Cher que terminaría por cambiar la historia de la música. 'Believe' -¿a que no hacen falta más presentaciones?- estuvo 31 semanas en las listas de Billboard, cuatro de ellas en el número uno, y fue una especie de ruido de fondo de la humanidad durante varios meses. Era una de esas canciones con el don de la ubicuidad que incluso llegan a hacerse 'insoportables' durante un tiempo.
El álbum homónimo recibió cuatro discos de platino y vendió 39 millones de copias. Pero ¿qué diablos era aquel efecto en la voz de Cher que sonaba como una pequeña distorsión o como si hubiera alguna falla en la Matrix del sonido,? Nadie lo sabía en ese entonces pero se llamaba 'Autotune' y cambiaría para siempre la manera de producir canciones.
Aquel verano, antes del lanzamiento del tema y del álbum homónimo, los productores británicos Mark Taylor y Brian Rawling se convirtieron en pioneros del uso moderno al hacer que la aterciopelada contralto de Cher se 'pixelara' y reconstituyera una y otra vez, medida por medida, creando una efecto de distorsión. Muchos empezaron a llamar a tal modulación el 'efecto Cher' aunque el procesador de audio que lo hacía posible ya había sido patentado como Ato-Tune un par de años antes.
Andy Hildebrand, su inventor, tuvo la idea de la tecnología correctora de tono para voz por sugerencia de un amigo de su mujer, que siempre bromeaba con la idea de que alguien debería crear un aparato para hacerla afinar. Originalmente, Auto-Tune estaba diseñado para corregir discretamente entonaciones imprecisas, con el objetivo de hacer la música más expresiva. La patente original afirmaba que “Cuando las voces o instrumentos están desafinados, las cualidades emocionales de la actuación se pierden.”
¿Por qué fue tan importante 'Believe' en la su difusión? Porque aunque los productores ya habían estado trasteando con el invento para corregir algunas notas en la voz de Cher, fue a la propia artista a la que se le ocurrió hacer de el Autotune algo evidente y no una corrección solapada de afinación: "Mientras estábamos grabando 'Believe', vi a Andrew Roachford en un programa de televisión. Estaba cantando con un vocoder y una guitarra, y sonaba genial. Mi productor dijo 'No puedes hacer eso después de hayas grabado la canción'. Pero yo empecé a toquetear la máquina de tonos y creo que conseguí algo interesante. Así que él tocó también y nos sonreímos el uno al otro. Era exactamente lo que necesitábamos añadir a ese verso aburrido" explicó Cher a la revista Q.
Un cuarto de siglo después, como se sabe, prácticamente ningún artista musical se atreve a publicar su voz sin pasar, en mayor o menor medida, por el Autotune y su uso en la producción musical es indiscutible. Pero ha tenido, y tiene, también muchos detractores: desde la famosa camiseta de Christina Aguilera con el lema 'Autotune is for pussies' ('el Autotune es para cobardes') a la inclusión por parte de algunos medios en las listas de los 'peores inventos de la historia' por lo que respecta a la falta de autenticidad que su uso masivo había traído a la música.
El debate sobre el uso (y abuso) del Autotune o de su legitimidad como herramienta de expresión artística es otra historia. Por lo que se respecta a la canción que ayudó a hacerlo inmensamente popular, solo nos queda decir que su letra, que te preguntaba si creías en la vida después del amor ("tal vez solo es que soy demasiado buena para tí"), y aquel maldito 'efecto Cher' pasaron a ser parte de la cultura popular. Y allí llevan 25 años.