Pablo Carbonell cantando 'Mi agüita amarilla' con una filarmónica para Misiones Salesianas no lo vimos venir

Los Toreros Muertos fueron uno de los grupos más irreverentes y surrealistas de los años 80. Y 'Mi agüita amarilla' quizás sea su canción más irreverente y surrealista. Pero ver a Pablo Carbonell, el líder y voz cantante de la añorada banda de la movida madrileña, cantando 38 años después aquello de "Y creo que he bebido más de 40 cervezas hoy" con una orquesta filarmónica y un coro detrás en un concierto de Misiones Salesianas bien puede ser el colmo del surrealismo. Esto sí que no lo vimos venir.

El evento tuvo lugar el pasado 5 de diciembre en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Se trataba del III Concierto solidario de Navidad de Misiones Salesianas, organizado para defender y promocionar los Derechos Humanos de la infancia en situación de vulnerabilidad, y en él participaron artistas como Ana Guerra, Víctor Elías, Nena Daconte o Fran Perea. Además del propio Carbonell, cuya interpretación del clásico del pop español ochentero respaldado por la Studio Live Orchestra se ha viralizado ahora.

La oda a las aguas menores escrita por Carbonell ya era una excentricidad delirante cuando apareció en 1986, dentro del álbum de debut de Los Toreros Muertos, '30 años de éxitos', y lo sigue siendo hoy, más aún si la escuchamos interpretada por el siempre estrambótico Carbonell junto a una orquesta seria y competente y un coro.

Dedicada a las aguas menores

"Fue mi primera canción. Quería ironizar sobre las ideas de la música. Estaba escuchando La Orquesta de las nubes y pensé '¿Qué clase de música es esta? ¡Es música acuática!' ¡Pues qué mejor que hacer una canción sobre mis aguas menores! En realidad es una canción que da mucho placer cantarla. Ahí donde la ves, tiene muchas pieles. Por un lado es ecologista, y por otro te hace sentir generoso, un poco como Betty Missiego, entregando todo a tu público", contaba Carbonell en una entrevista en 'El independiente'.

Lo cierto es que el tema hacía gala de una imaginación desbordante que podía interpretarse como una exploración ligera y juguetona de las funciones corporales, pero también como un comentario satírico sobre cómo algo aparentemente inesperado puede tener consecuencias insospechadas, o como una celebración de la absurdidad de las experiencias cotidianas.

De canción a cuento infantil

Tanto le debe el polifacético artista a esta canción que incluso la convirtió en un cuento infantil para ayudar a los niños a pasar del pañal al váter, un libro editado por Babidi-Bú que contaba todo lo que le pasa a esa 'agüita amarilla' desde que sale del cuerpo y comienza a viajar por las tuberías hasta llegar al mar.