Convengamos en que el acto Rock & Ríos -tanto el mítico concierto de 1982 como el doble directo lanzado a continuación- fue una de las cimas de la escena rockera de la transición española. Convengamos también en que Miguel Ríos, natural del barrio de la Cartuja, en Granada, hijo de un serrador y un ama de casa, es lo más parecido que tendremos nunca a un héroe de clase obrera. ¿Por qué? Porque siempre quiso serlo.
Todos hemos escuchado la historia: Bruce Springsteen, 'working class' hero por antonomasia, con letras que son verdaderas épicas del trabajo duro y el obrerismo, en realidad nunca puso un pie en una fábrica. "Me lo inventé todo", confesaba en un monólogo de 2018. Una auténtica genialidad. Porque aunque Springsteen no haya dado en su vida un palo al agua -es un decir-, sabía exactamente de lo que estaba hablando. Conocía las calles de Nueva Jersey, la carretera, la noche y sobre todo conocía a su padre, un veterano de la segunda guerra mundial, de profesión conductor de autobús y más bien habitual de la cola del paro.
Lo mismo puede decirse de Miguel Ríos, cuyo padre era serrador, aunque a él mismo la vida le llevara ya a trabajar detrás de la barra de un bar o en los mostradores de las tiendas de discos. Hay (o había) en la clase obrera de Nueva Jersey, de Madrid o de Granada, una especie de orgullo que es transversal a cualquier sesgo ideológico.
En 2021, tras su inesperado regreso (se había retirado en 2010), Rós le decía al Diario Córdoba: "Estoy muy contento de no haber olvidado mi clase social ni haber querido pertenecer a otra. Y además lo hago en contraposición a que los ricos son los que han defendido más su clase, los que han peleado más para que entre poca gente en su gueto".
Es cierto que en el 'Rock & Ríos' la única clase obrera que se describe es la del rockero on the road ("Cada día despierto en distinta habitación / Donde doy con mis huesos cuando está naciendo el sol / Dormimos poco y mal, quemando la salud /Para llegar al quinto infierno donde cantaré de nuevo /Qué estarás haciendo tú"), y que Ríos es más célebre por ponerle letra al cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven y por el "Santa Lucía"; es cierto que con el paso de los años, no solo se alineó con el combo progre formado por Víctor Manuel, Serrat, Ana Belén, etc., sino que también renegó del uso que se le dan a sus impuestos, pero eso viene con el pack. Y sino pregúntenle a Sabina, que ya ni siquiera se siente tan de izquierdas (después de que Hacienda le crujiera los huesos). Y no es menos cierto que Ríos se mantiene firme en su discurso: "La dignidad de la gente que no tiene nada es la que más me interesa" asegura.
¿Por qué los artistas ya no reivindican su clase social? La música urbana tiene calle, pero es aspiracional en el sentido más capitalista del término. Aquella mística de la clase trabajadora parece haberse perdido en algún lugar del camino sepultada por la llamada 'clase media'. Según el Barómetro del CIS de febrero de 2024, hoy en día solo un 10,3% de los españoles se considera de clase obrera o trabajadora (la encuesta agrupa los dos términos), mientras que un 58,6% se autopercibe como 'clase media'. ¿A qué se debe? Es el bienestar, estúpido.
Como dice el periodista Sergio Fanjul en un artículo de El País, "paradójicamente, en el corazón de las luchas obreras estaba el germen de su declive. Algunas corrientes sociológicas hablan, no sin controversia, de un “aburguesamiento”: los trabajadores mejoraron notablemente su nivel de vida, pero también quisieron alejarse de sus orígenes" señala.
Miguel Ríos celebra este sábado su 80 cumpleaños rodeado de amigos de la música y de su público. Lo hace además en su Granada natal, cuyo Ayuntamiento ha preparado con buen tino una serie de actos conmemorativos que incluyen exposiciones y conciertos.