A principios de 2021, Marc Gili y Belly Hernández, las dos caras más visibles de Dorian, rompieron su relación sentimental. La banda barcelonesa estaba inmersa entonces en la grabación de su disco Ritual. No hubo en aquel trabajo reflejo de su situación personal, pero sí en el siguiente, que se publica este octubre: Futuros imposibles. En la canción titulada “Algo especial”, que abre el álbum, Marc deja a un lado el pudor y, en un ejercicio de honestidad brutal, hace públicos sus sentimientos tras la separación. “Algunas veces todo sale mal, es tan doloroso y tan real. Ahora que hemos llegado al final, quiero recordar que fue especial”, dice la letra.
“Era un buen momento para hablar de ello”, dice Marc. “No podíamos hacerlo mientras grabábamos Ritual, cuya gestación fue dura: estábamos acabando una relación muy larga, la banda por el medio, el covid…, o sea, estalló todo y no se podía hablar de algo en tiempo presente, porque ni siquiera sabíamos qué estaba pasando, pero ya con la perspectiva de tres años sí que se puede hablar”.
El enfoque de la letra es edificante: “A mí me apetecía mucho hablar en este disco de la superación positiva del duelo. Me di cuenta de que en la historia de la música popular, de las rancheras al punk, se han hecho muchas canciones de ruptura desde el rencor, pero no había tantas canciones que plantearan el hecho de que cuando hemos roto con alguien, puede ser interesante focalizarnos en las cosas positivas que nos ha aportado esa persona, en las buenas experiencias que hemos tenido a su lado, en el camino compartido, en vez de quedarnos atascados en el rencor, en el dolor y en la parte negativa. Era una cosa que me apetecía explorar como letrista”.
“Aquí —prosigue— tenemos un debate bonito: ¿por qué no asumimos que las cosas tienen un final, que la vida son ciclos, en lugar de pensar que todo ha de ser para siempre? Como decía George Harrison: ‘Todo ha de pasar’ [‘All things must pass’]. Lo importante no es por qué se terminan las cosas, sino qué hemos vivido con esas personas. ¿Fue positivo? Sí, y no hay rencor una vez superado el duelo. Me apetecía hablar del dolor desde la superación positiva”. Cuando lo explica, Gili menciona el budismo y a los estoicos; no en vano es licenciado en Filosofía.
Lo fascinante del asunto es que tan íntima reflexión no la recibe solo el público, sino también quien fuera compañera de Marc, Belly, teclista de la banda. ¿Cómo la encajó? “No la relacioné con nosotros al principio”, dice. “No suelo fijarme en las letras de las canciones en general. Tampoco imaginaba que esta en concreto hablaba de mí, pensé que se refería a algo universal. Cuando Marc me lo contó, me pareció maravilloso. Resume todo lo que tendría que ser una ruptura: convertir sentimientos feos en algo hermoso”.
Reconocen que el delicado momento puso en riesgo la continuidad de Dorian. “Estuvo a punto de volar la banda”, confirma Marc. “La grabación de Ritual fue dolorosa, cada uno llorando en el estudio en un rincón… Empecé a investigar en la historia del pop si alguien había superado eso. Conocía la historia de Sonic Youth: dos de sus miembros rompieron y no volvieron, ni ellos ni la banda. Pensé: ’Tenemos un futuro muy negro’. Pero luego me di cuenta de que Blondie superó una ruptura o Fleetwood Mac, que aparte de Rumours, donde la cuentan a tiempo real, sacaron luego Tango in the night, que es un disco brutal. Dije: ‘Vale, se puede’. Se hizo un trabajo fuerte de terapia, de amor, de cariño, de compromiso con la banda, con el proyecto, y se consiguió. Los compañeros fueron fieles escuderos, no se pusieron del lado de uno o del otro, sino del lado del amor común que nos tenemos”.
Hay más: tras escuchar “Algo especial”, Belly quiso componer una canción con su propia visión del distanciamiento: una especie de respuesta titulada “Por ti”, cantada por ella. “Al final digamos que los dos coincidimos en la conclusión —dice Belly—, en querer transformarlo en cosas bonitas, y habla del proceso de llegar a ese lugar: debes aprender a perdonar y a pedir perdón. Aunque por la letra de “Por ti” pudiera parecer que Belly deja la puerta abierta a la reconciliación, esta no es posible: se ha casado con otro hombre.
Alicientes no faltan, como se aprecia, a Futuros imposibles, el séptimo disco de la banda indie. Tras la experimentación de Ritual, el grupo regresa a su sonido más reconocible. “Tal y como nos iban saliendo las maquetas —señala Marc—, nos dimos cuenta de que queríamos volver al sonido de primeros discos, pero actualizándolo. Ese rollo de sintetizadores, guitarras afiladas, melancolía, pista de baile”. O como dice Belly: “En este ha sido todo muy espontáneo. Es un disco muy Dorian, con el que te sientes muy identificado”.
Las melodías preciosistas, marca de la casa, vuelven a predominar en las canciones del álbum. “Marc tiene una habilidad muy natural para hacer melodías pop, desde siempre. Cada uno tenemos nuestra personalidad y un trabajo técnico de acabado, pero lo que es la esencia de las canciones siempre es muy espontáneo y natural”, indica Belly. “Las canciones se ponen rebeldes a veces —tercia Marc—, y si una no se deja domar, déjala. Tienes que hacer el amor con la canción. Te tiene que salir espontánea, si hay que forzarla mucho a lo mejor no es una buena canción”.
Otra diferencia con respecto a Ritual es que en ese disco sus letras tenían una fuerte carga social. “Fue un álbum pospandémico —expone Marc—, en el que nos apetecía hablar de cosas que están pasando en la sociedad, como la gentrificación, la bisexualidad (en “Dual”, una de las canciones más relevantes de ese disco) o el feminismo, en “Techos de cristal”. En el caso de Futuros imposibles, a mí como letrista me apetecía más centrarme en lo que me ha pasado los últimos años, que son muchas cosas, y es un álbum tremendamente biográfico y autobiográfico. Creo que va a conectar con mucha gente porque las historias que contamos nos han pasado a todos alguna vez: rupturas, amigos que se han muerto, duelos, patinazos en la vida”.
Marc confiesa que ha llorado escribiendo alguna letra, como la de “Elegía”, inspirada en otra ruptura sentimental. No es la primera vez que se emociona componiendo. “La otra vez que lloré a lágrima viva fue cuando compuse ‘Cualquier otra parte’ [del disco El futuro no es de nadie, de 2006], que es cuando toco fondo a nivel psicológico”.
En Futuros imposibles hay colaboraciones, pero todas procedentes de la escena independiente; no como en Ritual, donde colaboraban artistas dispares como el rapero Youthstar o la cantante de pop Ana Mena, demostrando la ausencia de prejuicios de Dorian; algo hasta hace poco inusual entre los músicos indies, que por lo general miraban por encima del hombro a los demás.
“Creo que es un prejuicio más formado por los medios de comunicación que por la propia gente”, alega Marc. “Las radios comerciales no programan a Vetusta Morla, pero al mismo tiempo los grupos que sí programan no pueden ir a los festivales a los que vamos nosotros. Ahora ya se está abriendo. Nos encontramos a Hombres G en todos los festivales. Los principios de la música independiente no atienden a las leyes del mercado, sino del arte, mientras que el artista mainstream intenta gustar. ¿Significa eso que una canción de Ana Mena no pueda ser buena? A mí me parece que tiene canciones muy buenas, aunque a lo mejor no me gustan todas. Pero como artista la respetamos a muerte. Es de las personas con las que mejor nos lo hemos pasado en un estudio. ¿Es menos artista que un artista independiente? Tengo mis dudas”.
“Nos hemos preocupado por romper esas barreras —añade—, haciendo un ejercicio de provocación. Nunca hemos invitado a nadie por un tema político, sino porque se han dado las circunstancias y hemos dicho por qué no. Y siempre han aportado cosas valiosas. Todos y cada uno han llevado nuestra música a otro nivel”. Dorian presentará en directo Futuros imposibles en una gira que comenzará el 7 de noviembre en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián.