Pop: 1. En noviembre de 1785, Schiller compone un poema que titula 'An die Freude' ('A la alegría'). 2. En 1823, un Beethoven ya sordo termina su Novena Sinfonía, cuyo cuarto movimiento, conocido como 'Oda a la alegría', es la musicalización de ese poema. 3. En 1970, Miguel Ríos publica su segundo álbum, 'Despierta', que incluye una versión contemporánea del mismo movimiento bajo el título 'Himno a la alegría', el tema se convierte en un éxito internacional. 4. En 1972, el Consejo de Europa elige la misma pieza musical, con arreglos de Herbert von Karajan, como himno oficial, decisión que es ratificada en 1985, por los dirigentes de la naciente Unión Europea. 5. El 28 de marzo de 1977, el maestro Waldo de los Ríos se encierra en su habitación para escenificar su suicidio: víctima de una terrible depresión y hasta arriba de ansiolíticos, pone en bucle la cinta de la maquina contestadora con un mensaje del hombre del que está enamorado, se desnuda, se abraza a su foto y se descerraja un tiro en la cabeza con una escopeta.
La anterior es solo una de las (muchas) versiones sobre la muerte de De los Ríos, músico argentino que alcanzó sus más grandes logros en la España del tardofranquismo y cuya desaparición terminaría envuelta en el misterio. 'EL maestro Waldo de los Ríos' era un hombre ubicuo que igual hacía la música de series como 'Curro Jiménez' o películas como 'Quién puede matar a un niño', que arreglaba temas para Raphael o hacía discos como 'Mozart en los años 70', ocurrencia esta, la de musicalizar de manera 'moderna' a los compositores clásicos, que sería ampliamente transitada con posterioridad -¿recordáis la 'Quinta de Beethoven' en la banda sonora de 'Fiebre de sábado noche'- y que él mismo llevaría a su punto más alto con su versión del 'Himno a la alegría' popularizada por Miguel Ríos.
Resulta pues, por lo menos curioso, por no decir triste, que un personaje tan prolífico y popular -llegó a tener su propio programa de televisión 'La hora de Waldo'- sea casi un total desconocido para las nuevas generaciones. Pero es ahí donde han entrado a tallar Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, documentalistas ya fogueados en anteriores trabajos como 'Raphaelismo', sobre Raphael, y 'Anatomía de un dandy', sobre Umbral.
"Cuesta trabajo -declaraba Arnaiz esta semana a El Mundo- darse cuenta de hasta qué punto era conocido en la España de finales de los 60 y principios de los 70. 'La hora de Waldo' era un programa de televisión, cuando solo había una, que él presentaba y dirigía".
Ortega por su parte se pregunta por qué llegó a ese estado depresivo el autor del 'Himno a la alegría'. "Es complicado responder -dice el mismo-. Quizá lo más sensato es pensar que fue un conjunto de factores. Quizá sentía que ya no pertenecía a un mundo, el musical, que había cambiado y había dejado de apreciarle. Quizá fuera su homosexualidad escondida y negada por él y por todos durante toda la vida. Quizá el amor no correspondido de un hombre que era mucho más joven que él y del que estaba profundamente enamorado. Quizá fuera la herencia de una familia donde tanto su padre como su tío acabaron con su vida del mismo modo. O quizá algo tuviera que ver la influencia de una madre exigente y posesiva. O quizá la siempre difícil relación con la que fue su mujer y actual heredera Isabel Pisano... O todo ello junto".