No hay mayor fan de un músico que otro músico. Y hay algo conmovedor en constatar que esas estrellas ensalzadas por cientos de miles de seguidores como si fueran dioses también tienen sus propios ídolos a los que a su vez veneran. Y cuando logran conocer en persona a esos artistas que les han inspirado, que posiblemente hayan sido el motivo por el que decidieron coger una guitarra o un micrófono en primer lugar, no pueden evitar reaccionar con la misma emoción con que lo haría un fan. O con el mismo rubor. Incluso aunque en alguna ocasión ese deseado momento desemboque en decepción. Repasemos algunos de estos encuentros entre músicos.
El legendario cantante de Black Sabbath tenía 15 años cuando escuchó 'She Loves You', de The Beatles, en la radio y decidió que eso era exactamente lo que él quería hacer en la vida. "Lo recuerdo como si fuera ayer, y dije: ‘Joder… ¿Qué es esto?’ ¡Era tan profundo! Simplemente dispararon mi imaginación. Quería ser un Beatle. ¡Quería que Paul McCartney se casara con mi hermana!", rememoraba Ozzy en un artículo de NME. Cuando en 2001 tuvo la oportunidad de conocer a su ídolo y hacerse una foto a su lado, el príncipe de las tinieblas se mostró entrañablemente cohibido. No en vano, aquello para él fue "como conocer a Jesucristo".
"En música, todo empieza y acaba con Bob Dylan". Así de contundente se ha manifestado en alguna ocasión Christina Rosenvinge, que puede presumir de haber invitado a un café al de Duluth. Todo ocurrió en una ocasión en la que Dylan estaba en Sevilla y la cantautora se lo cruzó por las calles. Lo vio entrar en una cafetería y ella, que iba con su pareja de entonces, Ray Loriga, se sentó en la barra de enfrente y le dijo al camarero que ella pagaba lo que tomara el autor de 'Blonde on Blonde'. "Luego, su mánager, que veía que no parábamos de mirar, nos dijo que nos acercáramos y pude darle la mano y hacerle la típica declaración de amor de fan, en plan “has cambiado mi vida, te admiro tanto…”, ¡jajaja!, contaba Christina.
La de Pensilvania en 2011 todavía no era la superestrella internacional que es hoy, pero sí era toda una superventas en EEUU. En un concierto en Raleigh (Carolina del Norte) perteneciente al 'Speak Now World Tour' el mismísimo Bruce Springsteen se dejó caer entre el público. Lo contaba la propia Taylor en el show de Ellen DeGeneres: "Me dijeron ese mismo día que Bruce iba a ir a mi concierto. En ese momento casi sufrí un ataque de pánico; fue como '¿Él va a ver mi show? ¿De verdad va a suceder?". Ya en el camerino después del concierto, Bruce entró a saludar con su hija y Taylor quiso que él le firmara una guitarra con la que solía componer sus canciones. El 'Boss' no solo hizo eso sino que le tocó con ella 'Dancing in the Dark'. "Fue una locura. Nunca lo olvidaré", contaba la artista.
El guitarrista de los Rolling Stones no es alguien fácil de impresionar, pero siempre ha respetado a sus mayores, especialmente a Chuck Berry, el tipo con cuya música creció y que más le ha influenciado. En 1987 tuvo la oportunidad de tocar con su ídolo para el concierto-documental 'Hail! Hail! Rock and Roll', con motivo del 60 cumpleaños de Berry. Sin embargo, cuando tocaba acometer 'Oh Carol' ambos músicos se enzarzaron en escenario a cuenta del riff que tenía que hacer Keith. "No, no, así no es. Te lo digo yo, que lo he compuesto. ¿Quieres hacerlo bien?", le espetó el autor de 'Johnny B. Goode'. La cosa se salió de madre cuando ya en el camerino Richards se topó con la mítica guitarra Gibson ES-335 de color rojo cereza de Berry metida en una caja y no pudo resistirse a cogerla. "Me dije: 'Venga, Keith, dale solo un toque a esa guitarra’. Y lo hice. Entonces llegó Chuck y me gritó: ‘!Nadie toca mi guitarra!’. Y me dio un puñetazo en la cara", contaba años después el Rolling Stone.
En 1997 el cantante puertorriqueño surfeaba la cresta de la ola con el tema 'The Cup of Life (La Copa de la Vida)', la canción oficial del Mundial de fútbol del año siguiente. En aquella edición de los Grammy Ricky Martin la interpretó consiguiendo poner en pie a la mismísima Madonna, que quedó tan impactada por el talento desplegado por el rubio latino que se escabulló detrás del escenario para conocerle y proponerle una colaboración juntos. Él, un tanto incrédulo, dijo que sí y meses más tarde ambos grabarían en el estudio 'Be Careful', que se incluiría en el disco homónimo de Ricky. Además, la 'ambición rubia' le dio un consejo que nunca ha olvidado: "Ricky, el día que la fama te controle, estás mal. Entonces mejor vamos nosotros a controlar la fama".
Terminamos como empezamos, con sir Paul, que el pasado mes de diciembre ofreció unos mágicos recitales en el Wizink Center madrileño. En uno de ellos estuvo presente la gallega Luz Casal, que aprovechó su amistad con el músico Paul 'Wix' Wickens, teclista de la banda de McCartney desde 1989, para colarse en el backstage, conocer al maestro y hacerse una foto con él. "Un lujo, un sueño cumplido y una enorme emoción los minutos pasados con él. Hay muchas canciones, músicos, letristas, pero solo este Maestro ha conseguido innumerables canciones, que acompañan la vida de millones de personas de todas las generaciones, desde hace más de 60 años. Gracias Sir @paulmccartney", escribió en su cuenta de Instagram.