'Me tiemblan los pies a su lado', 'Soy Evaristo, el rey de la baraja', 'Salir, beber, el rollo de siempre'. Si te ha salido solo cantar el resto de la estrofa, es que parte de tu emocionalidad también está con Extremoduro. El grupo extremeño por excelencia ('en Monfragüe, biutres negros'), anuncia que se separa con un escueto comunicado, que poco más o menos parece una carta de amor. O de divorcio cuando lo ha habido. "Por eso hemos preferido dejarlo aquí: para quedarnos siempre con el recuerdo de tantos años felices", escribe Robe Iniesta y compañía, quizá cerca de la guitarra y un kalimotxo. Una noticia por lo demás no especialmente sorprendente después de tantos años, pero que está dejando a mucha gente triste. Melancólica de más para lo 'natural' de la noticia. Hablamos con una psicóloga para intentar averiguar las causas de este malestar.
"Podríamos entender la tristeza por la separación de Extremoduro como un duelo psicológico. Un proceso de adaptación emocional ante una pérdida, en este caso de un grupo que ha marcado a generaciones de todas las edades. De alguna forma ha generado una sensación de melancolía generalizada", explica la psicóloga Marina Pinilla.
Es lo que le ocurre a Amaya, de 46 años, que se ha levantado con la noticia y no ha podido dejar de pensar en las verbenas de pueblo y aquellos conciertos y festivales donde los disfrutó. Más que en el concierto en sí, nos cuenta, en cómo sus letras le han acompañado en momentos de diversión, de compañerismo con amigos, de romanticismo en pareja, de tristeza durante rupturas e incluso de superación personal.
"Es porque para mí responden a una época, eran un grupazo con un directo impresionante y mucha alma. Lo hemos pasado muy bien con ellos. Habían aguantado muchos años, como Metallica, y me hace sentir mayor. De adolescente escuchaba eso más que otras horteradas. Y me identificaba mucho con ellos aunque fueran 'yonquis' rockeros de Extremadura, con todo el respeto, por supuesto. Eran estar en un sitio concreto: el 'Si tú me miras' de Alejandro Sanz contra su 'me revuelco por el suelo y me revienta la p**** de pensar en ti’. Menos moñas, pero con mucho sentimiento".
Todo el mundo coincide en ese punto: sus temas ya forman parte del imaginario colectivo de una época y varias generaciones. "Es inevitable recordar todos aquellos momentos en los que las canciones de Extremoduro marcaron nuestra vida. Se podría decir que sus canciones son parte de nuestra banda sonora personal, y al conocer la separación echamos la vista atrás recordando viejos momentos que nos causan desazón", explica la psicóloga sobre el sentimiento descrito por Amaia.
Y añade: "El hecho de que el grupo se separe también nos recuerda que nada dura eternamente. Todos necesitamos descansar y cerrar etapas aunque sea difícil, y admitir en voz alta eso cuesta mucho esfuerzo psicológico".
Aunque no hay que perder de vista el lado optimista de las cosas. El simple hecho de reevaluar nuestro pasado y recordar aquellos momentos en los que disfrutábamos despreocupadamente de las canciones de Extremoduro ya es positivo. "Nos permite integrar nuestra biografía, entender cómo hemos avanzado y valorar de alguna forma lo que somos actualmente. Por otro lado, nos enseña la importancia de poner punto y final cuando somos incapaces de seguir con un proyecto, aunque vayamos a decepcionar a los demás”, explica la experta.
Pero, ¿entonces? ¿Cómo podemos hacer frente a esta 'bajona' melancólina, que tiene un punto más triste y pesimista que la nostalgia? Pinilla también tiene una solución: "Una buena forma de gestionar el duelo es homenajeando al grupo como se merece. Es decir, escuchando su discografía desde la primera canción hasta la última. También es importante empatizar y ponernos en su piel. La vida de un artista puede desgastar mucho física y psicológicamente. Es entendible que los integrantes del grupo hayan tomado la decisión de poner punto y final para que los fans disfruten con sus temazos atemporales, en vez de seguir creando música que ellos ya no sienten como suya".
En ese sentido, Amaia también mira hacia adelante: "Siempre nos quedará la poesía de Robe, que en solitario sigue haciendo canciones buenísimas".