A lo largo de sus más de cien años de historia, el Premio Nobel de Literatura ha premiado la trayectoria de algunos de los escritores más destacados del panorama literario. El galardón, que cada año entrega la Academia Sueca, se entregó por primera vez en 1901, año en el que fue a parar al francés Sully Prudhomme, y desde entonces ha reconocido la labor de 118 autores de distintas partes del mundo.
En concreto, a lo largo de su historia el Nobel de Literatura ha recaído en 102 hombres y en tan solo 16 mujeres, siendo Francia, con quince galardonados, el país más premiado. Entre los premiados, podemos encontrar a autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Alice Munro, Toni Morrison, Günter Grass o Camilo José Cela, todos ellos nombres indiscutibles de la más alta literatura, pero también a un ganador muy polémico que, en su momento, generó un importante debate sobre lo que realmente es la literatura.
Hablamos, cómo no, de Bob Dylan. Considerado como una de las grandes figuras de la música contemporánea, el cantante y compositor estadounidense fue reconocido en 2016 con el Premio Nobel de Literatura, una controvertida decisión que cogió por sorpresa al mundo de las letras y que dividió al sector entre aquellos que creían que el cantautor se merecía realmente el premio y aquellos que consideraban que había otros muchos escritores que habían hecho más méritos para recibir el prestigioso galardón.
Dylan, cuyo nombre de nacimiento es Robert Allen Zimmerman, fue la 109 persona en recibir el Nobel de Literatura. Antes de él, el premio recayó en la escritora, ensayista y periodista bielorrusia Svetlana Aleksiévich, una de las mejores retratistas de la Unión Soviética, y después, en 2017, fue a parar a manos del escritor británico con ascendencia japonesa Kazuo Ishiguro, el autor de Nunca Me Abandones y Los Restos del Día (libro en el que, por cierto, se basa ‘Lo Que Queda del Día’, de James Ivory).
Enmarcado entre ambos nombres, el galardón de Dylan puede verse fuera de lugar. Y si se tiene en cuenta que el compositor fue el primer estadounidense en ganar el galardón desde 1993, año en el que el premio recayó en Toni Morrison, la autora de Beloved y Ojos Azules, su Nobel parece incluso más sorprendente.
Detrás del Nobel de Bob Dylan, sin embargo, hay motivos de peso. De hecho, y a pesar de la sorpresa que generó su nombramiento, el cantautor se mencionó durante años como un posible aspirante al premio, aunque por su trabajo, tan alejado de los cánones que regían la Academia Sueca, se creyó que su victoria era imposible. Nada más lejos de la realidad, visto lo visto.
En palabras de la propia Academia Sueca, que definió al cantautor como un icono, Bob Dylan recibió el Premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, un argumento irrefutable si se tiene en cuenta la enorme influencia que han tenido sus composiciones tanto en la música contemporánea como en la creación de muchísimos escritores que han reconocido haberse inspirado en sus canciones para dar forma a sus obras.
La crítica literaria Sara Danius, miembro de la Academia Sueca, también destacó que Dylan ha estado “54 años inventándose a sí mismo” y afirmó que su séptimo trabajo de estudio, Blonde to Blonde, es “un extraordinario ejemplo de su brillante manera de rimar, de juntar refranes, de su brillante forma de pensar".
El compositor, el único músico que, hasta la fecha, ha obtenido el Nobel, recogió el galardón tres meses después de la ceremonia oficial de entrega, tras no poder acudir al acto oficial por otros compromisos que había pactado con anterioridad. En un discurso leído en su nombre en la ceremonia oficial, eso sí, afirmó que “ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura es algo que nunca podría haber imaginado o visto venir”. “Si alguien me hubiera dicho que tenía la menor posibilidad de ganar el premio Nobel, tendría que pensar que tenía las mismas probabilidades de estar en la Luna”, declaró.