Gemma Cuervo es una de las grandes damas de la interpretación a sus 85 años con más de medio siglo de carrera a sus espaldas en teatro, televisión y cine. Decenas de trabajos sobresalientes entre los que destacan especialmente los de los últimos años, cuando se ganó el cariño del gran público compartiendo pantalla con sus grandes amigas Mariví Bilbao y Emma Penella, con las que trabajó por última vez en la serie de Telecinco 'La que se avecina' y a las que afirma echar de menos desde que fallecieron.
La actriz, casada durante más de 50 años con el también actor Fernando Guillén y con quien tuvo tres hijos, los actores Fernando y Cayetana, y la empresaria Natalia, abría este fin de semana las puertas de su casa para ofrecer una entrevista a Socialité. Sobre su compañero de vida no dudó en recordarle con amor y cariño, "era un marido excelente, nunca se enfadaba, era un ser maravilloso, sus hijos y yo le adorábamos". En otras ocasiones la actriz ya había destacado que le recuerda cada día, en una visita al Deluxe confesaba que le acompañó hasta el último momento, pero nunca dejó que la viera llorar.
Precisamente a sus hijos continúa muy unida y de ellos tiene su casa llena de fotografías. "Han sido tres hijos maravillosos, tengo que estar fuerte y espléndida para ellos", decía al programa de Telecinco. Aunque lleva una vida tranquila, Gemma Cuervo adora su profesión, tanto que declara "que no me la quiten", asegurando que "hasta el último momento seré actriz".
Más allá de su familia o de sus premios, que tiene repartidos por las estancias y las paredes de su casa, ha recordado a dos de sus grandes amigas, Emma Penella y Mariví Bilbao, con las que compartió varios años la pequeña pantalla convirtiéndose en un trío muy querido por toda España. Penella falleció en 2007, tras la primera temporada de la serie creada por Alberto y Laura Caballero, mientras que Mariví Bilbao nos dejaba en 2013.
Gemma Cuervo las recuerda con cariño y emoción, "las echo mucho de menos, eran únicas. Teníamos un trío encantador, cada cual más diferente. Ya no están, las dos fallecieron y me he quedado yo sola", lamentaba en Socialité.
Pese a esa nostalgia, siempre las recuerda con una sonrisa. De Emma Penella destaca que "se sentaba en un sitio y si no la conocía decía '¡yo soy Emma Penella!'", mientras que de Bilbao señala, como ya todos conocemos, que "se pasaba el día fumando, uno tras otro. Era maravillosa, muy inteligente y rápida".