"El dinero me quemaba en las manos", reconocía Jesús Quintero. Conducir uno de los programas de entrevistas más influyentes de la historia de la televisión le permitió amasar una gran fortuna, pero la vida a todo trapo y los negocios ruinosos terminaron ahogándole en un mar de deudas. Se creó una fama de moroso que sus familiares y amigos desmentían. Él mismo siempre negó que su situación fuera tan alarmante. Aseguraba en una entrevista del año pasado en Vanity Fair con Joana Bonet, la madre de una de sus hijas y colaboradora en Uppers, que “perder dinero no ha sido una tragedia” y que poco a poco iba saldando todo lo que debía: Voy pagando las deudas, los bancos siempre se han portado bien”.
Lo cierto es que el onubense nunca supo gestionar bien su patrimonio. Invirtió 400 millones de las antiguas pesetas en varios negocios que acabaron en manos de otros. Ese fue su gran error, según él mismo reconocía. Pero lo cierto es que tampoco escatimaba en gastos. Invertía mucho en ropa cara y tuvo dos coches de lujo.
Se sabe que hace varias décadas invirtió un dineral en convertir el antiguo Luna Park en Sevilla en el café modernista Montpensier. Al principio era el lugar de moda en la capital andaluza, pero Jesús no eligió a gente preparada para llevar un negocio de esa magnitud. La clientela se quejaba del mal servicio y la tardanza en atender las mesas y terminó cerrando.
En 2007 se hizo también con el cine Pathé para convertirlo en el teatro Quintero, donde invirtió alrededor de tres millones de euros con el propósito de convertirlo en un referente cultural de la capital hispalense. No cuajó y fue desahuciado una década más tarde por no pagar el alquiler.
Quintero tenía propiedades en Zahara de los Atunes (Cádiz), en San Juan del Puerto (Huelva) y Sevilla, donde poseía un antiguo palacete reconvertido en viviendas de las que fue deshaciéndose poco a poco hasta poner en venta por 1,3 millones de euros el espectacular ático con vistas a la Giralda y la Catedral, donde en los años 90 había instalado los estudios de Radio América, otra de sus aventuras empresariales fallidas.
Además, en 2007 se tuvo “que comer” 50 millones de pesetas con los que había grabado una entrevista al periodista José María García. TVE la "censuró y se rompió el contrato con la cadena". “Yo preguntaba a García si alguien había pagado para quitarlo de en medio y me decía que sí", explicaba Quintero. Desde entonces, lideró proyectos de escaso recorrido en Andalucía e Hispanoamérica, pero los directivos de las televisiones le rehuían y se vio abocado a una jubilación forzosa.
Fue en 2016 cuando saltaron todas las alarmas al hacerse pública una conversación entre el periodista y Luis Pineda, ex presidente de Ausbanc que intentó extorsionar a los allegados de la Infanta Cristina por el caso Noós, para pedirle ayuda económica, desesperado por la falta de ingresos y acuciado por las deudas. "No tengo dinero, no tengo trabajo, mis hijas no pueden estudiar y me tienen denunciado por lo penal, es como acabar con mi vida. Me van a ejecutar en Cádiz, me van a ejecutar en Huelva, por favor, Luis, arregla esto ya, por favor te lo pido”, se le escuchaba decir en la conversación con Pineda, luego encarcelado por sus prácticas extorsionadoras.
Con motivo de su ingreso en la Fundación Asilo Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique el pasado mes de septiembre, en 'Sálvame' se analizó la situación económica del periodista junto a varios conocidos suyos. Al parecer, el comunicador andaluz no podía hacer frente al pago de la residencia y las facturas las pagaba su amigo José Luís López, más conocido como 'El Turronero', conocido en los últimos tiempos por estar condenado por el 'Caso Karlos'. "Más de dos millones de deudas", señalaba María Patiño que tenía el andaluz con Hacienda.
Jesús Melgar, guionista y biógrafo de Quintero, admitía que su situación no era buena pero advertía que tampoco había que exagerar. El periodista habría manejado mucho dinero y se habría gastado mucho en realizar y producir programas de calidad. Según contaban sus más allegados, no todo habría sido derrochado. Importantes sumas de dinero habrían sido dedicadas a personas necesitadas y sin hogar, según recoge 'Mundo deportivo'.