Jesse Armstrong, creador de 'Succesion', la que probablemente sea la mejor serie de televisión de los últimos años, siempre ha asegurado que la saga familiar de los Roy es ficticia, pero a nadie se le escapan las similitudes entre Logan, patriarca castrador e implacable dueño de un imperio en el sector de la comunicación, y el magnate Rupert Murdoch. Tan evidente es la conexión que el multimillonario australiano ha prohibido expresamente a su ex Jerry Hall dar ideas a los responsables de la serie en el acuerdo de divorcio.
Tampoco es que los creadores del drama de la HBO necesiten escarbar en los más oscuros secretos de Murdoch para darle más sabor a su producto. Lo que está a la vista y se conoce ya es suficientemente jugoso. Por ejemplo, ese e-mail con el que el empresario dejó a su cuarta mujer ( “Jerry, tristemente he decidido acabar nuestro matrimonio. Hemos tenido claramente buenos momentos pero tengo mucho que hacer") no está al alcance de cualquier guionista. Veamos más detenidamente cómo 'Succession' funciona como un perfecto espejo (ni siquiera deformante) de la disfuncional dinastía Murdoch.
Para empezar, tanto Logan Roy como Rupert Murdoch son dos dinosaurios de los medios de comunicación conservadores, sin mucha prisa por dejar el chiringuito en manos de sus sucesores, a los que alientan para que compitan con todo por su silla. Tanto Roy, de 84 años, como Murdoch, de 92, se han enfrentado a múltiples problemas de salud. Los dos tienen árboles genealógicos complicados. El primero se ha casado tres veces y tiene cuatro hijos: Connor, Kendall, Roman y Siobhan. Murdoch se ha casado cuatro veces y tiene seis hijos: Prudence, Elisabeth, Lachlan, James, Grace y Chloe.
Prudence sería como Connor, la mayor excluida, la que no compite directamente por el afecto comercial del padre, mientras que Elisabeth empezó en el departamento de adquisiciones del canal FX entonces propiedad de su padre y después se ha curtido un nombre por ella misma en televisión. Es la que más recuerda a Siohbhan.
Roman Roy sería un émulo de Lachlan -sin su delicioso componente bufonesco-, el actual presidente de Fox Corporation, la empresa resultante tras la venta de 20th Century Fox y empresas relacionadas a Disney, aunque se asume que es Rupert quien maneja los hilos en la sombra. Mientras que Kendall tiene reminiscencias de James, el hijo de Murdoch con la etiqueta más liberal, dimitiendo de la junta de directores de News Corp en desacuerdo con la línea editorial de los medios de su padre.
Lo cierto es que los hijos de Murdoch no pueden arrebatarle el poder pero, una vez muera, los cuatro tendrán el mismo peso. Esa tensión familiar, que tanto nos recuerda a la de los Roy, es incluso alentada por el propio Rupert, que ha llegado a someter a su familia a terapias de grupo 'falsas', como un vehículo más para sus juegos de poder y manipulación.
Entre las propiedades de Waystar Royco, el conglomerado mediático de Logan Roy, se encuentra un canal informativo, ATN, con fama de conservador y al que el magnate utiliza en beneficio de su propia agenda. En realidad, una versión ficcionada nada disimulada de Fox News, el canal informativo de Murdoch que se acusa de haber erosionado la democracia americana respaldando las teorías de la conspiración y de fraude electoral de Donald Trump a sabiendas de no ser ciertas.
Además, las maniobras comerciales de Roy en sus últimos años recuerdan demasiado a las del propio Murdoch. La larga búsqueda de Roy de Pierce Global Media refleja la compra de Dow Jones & Company de la familia Bancroft por parte de Murdoch en 2007. Y la venta a la empresa de tecnología GoJo es un trasunto de la operación en la que Murdoch vendió la mayoría de sus activos de entretenimiento a Disney en 2017. Y es que, por mucho que se repita como un tópico manido, la realidad en muchas ocasiones supera a la ficción.