Hasta hace unos años Ellen DeGeneres era uno de los principales rostros de la televisión en Estados Unidos hasta que un día desapareció repentinamente tras presentar durante 19 temporadas su programa de entrevistas por el que ha pasado prácticamente cualquier celebridad que se precie. En total, unas 2.500 entrevistas que acabaron de una forma abrupta. El programa había sido investigado para conocer si los trabajadores habían recibido trato vejatorio, DeGeneres pidió perdón públicamente y tres productores fueron despedidos.
El adiós se produjo en 2022 y, con 64 años, la presentadora que llevaba una vida cómoda se vio sin trabajo de cara al público, con participaciones contadas, y reforzando su faceta de productora. Desde entonces poco ha hablado del tema hasta que hace unos días realizó un monólogo en un club de Los Ángeles en el que, en tono de humor, puso sobre la mesa lo que vivió durante aquella etapa.
Se trata de una serie de monólogos con los que está de gira por Estados Unidos con varias fechas por todo el país bajo el nombre ‘Ellen’s Last Stand… Up’ y en esta ocasión admitió que se había sentido “la persona más odiada de Estados Unidos” durante aquella etapa. La cómica no dudó en hacer humor por el hecho de haber sido “despedida del mundo del entretenimiento” debido a que, tal y como recogieron muchos medios estadounidenses, tuvo un comportamiento “mezquino”.
Aquella acusación fue un escándalo precisamente porque cada programa acababa con la frase “sed amables los unos con los otros”. Al público no le sentó bien que alguien que les alegraba las noches como era Ellen DeGeneres con su programa fuese acusada de acosar e intimidar a sus trabajadores, incluso de racismo, por lo que llegó a perder alrededor de un millón de espectadores.
“Bromeo sobre lo que pasó, pero fue devastador. Me llevo mucho tiempo querer volver a hacer nada”, cuenta DeGeneres, que en el momento álgido de su carrera ganó 50 millones de dólares por temporada y asegura que esa fue una época muy dura para ella en la que se encontró deprimida, algo que también afectó a su mujer, Portia de Rossi.
Durante el 2021, cuando se anunció que el programa terminaba, la presentadora se escusó diciendo que después de tanto tiempo ya no era un desafío para ella para restarle importancia, aunque ahora reconoce que todo le afectó mucho más de lo que dejó ver y que incluso no le gustó la forma en la que terminó el que durante dos décadas fue su programa.