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Las consolas de videojuegos son, hoy, lo que en los 80 y 90 eran los Tente, Nancy, Simon o Juegos Reunidos Geyper. Recuerda, a lo sumo, aquellas máquinas de marcianitos en las salas de billares, haciéndose hueco junto al futbolín. En lugar de reprochar a tu hijo que no suelta el mando, aprovecha esta coyuntura porque el mundo gaming abre un universo de posibilidades para los uppers: desde divertirse videojugando (que las compañías desarrolladoras nos tienen muy en cuenta) hasta, el asunto que nos ocupa, una forma de estrechar vínculos con tu hijo.
Y es que los expertos coinciden en que, una vez inmersos en el fragor del partido, la lucha o el baile, los hijos se abren a contar experiencias, transmitir inquietudes o contestar preguntas 'complicadas'. Aquí tienes 10 videojuegos que sirven tanto para divertirte como para fortalecer relaciones intergeneracionales. Ya que, al fin y al cabo, tu hijo siempre te va a ganar, aprovecha las ocasiones con otros objetivos.
El espectáculo virtual de este videojuego poco tiene que envidiar a la realidad de las canchas americanas: puedes hacer todos los movimientos que te puedas imaginar con unos movimientos de dedos. Con motivo del triste fallecimiento de Kobe Bryant, está disponible una versión de este título con el apellido Mamba Forever dedicado a él.
Su filosofía: una forma de comprender y transmitir cómo cualquier vida puede cambiar, quizá por una mala decisión, en un mísero segundo.
Es, sin duda, el juego de moda. Aunque nació en 2018, dado que Ibai Llanos (entre otras labores, equivale a nuestro José Ángel de la Casa), el músico C. Tangana y otros influencers de todo el mundo no han dudado en manifestar su 'enganche' con él, es ahora cuando no hay joven al que se le resista. Among Us es un título de tipo multijugador con distintos escenarios y tareas: unos deben llevarlas a cabo y otros sabotearlas. No siempre tú eliges el papel…
Su filosofía: una alegoría de la superación personal venciendo obstáculos materiales y personales.
Sois nada menos que los encargados de que vuestro restaurante solucione las comandas, peticiones extras y caprichos de los clientes. Cuando creáis que lo tenéis todo bajo control será cuando, precisamente, estéis más cerca del caos.
Su filosofía: el valor del trabajo en equipo.
Que su estética infantil no te engañe: se trata de todo un juego de estrategia que, bajo una dinámica de puzles, te invita a solucionar problemas de cualquier tipo que te puedas imaginar. Cada jugador tiene que hacer recortes en la figura del compañero para adecuar la forma y así solventar las dificultades.
Su filosofía: un canto al hoy por ti; mañana, por mí.
El más famoso (y jugado) juego de los últimos años sigue muy vigente, con millones de usuarios a tope cada día en todo el mundo. Misiones cooperativas, conseguir ser el último superviviente, construirse el espacio vital… Fortnite sigue siendo todo un fenómeno social cargado de humor que anima a la creatividad desde cualquier punto de vista.
Su filosofía: la experiencia que adquieres en cada paso de la vida es todo un valor en sí mismo.
Aclamado por la más rigurosa crítica por su espectáculo visual, no se trata de un simple juego de carreras de coches. Con varios modos de juego y distintos personajes (cada uno, con sus cosas…), combina habilidad al volante con destreza para reconocer qué necesitas en cada momento.
Su filosofía: para competir no se necesita solo fuerza o pericia; la inteligencia también es fundamental.
Quizá te sea complicado ganar a tu hijo si la música que te propone bailar tiene demasiadas rpm, pero le puedes tumbar en samba o pop. Y nada te impide tararear las canciones. Todo ello sin olvidar que es un videojuego ideal para quemar calorías.
Su filosofía: muchas actividades en la vida no conocen edad, como la de ‘mover el esqueleto’.
Imagina que estás en un parque de atracciones, cada una de estas con un desafío desternillante, muy al estilo de tu aspecto (en el videojuego). Hasta 60 jugadores te rodean, uno de los cuales puede ser tu hijo que, cuando menos te lo esperes, te pondrá todas las ‘zancadillas’ posibles… o viceversa.
Su filosofía: el esfuerzo por ganar a veces necesita sacrificios propios.
Coloca y apila bloques para construir… lo que te venga en gana. Luego lo destruyes y te planteas un nuevo reto. Se trata de un espectacular videojuego sin objetivo definido. Dicho de otra forma, es un recorrido vital que a no pocos les evoca la figura de El Principito de Saint-Exupéry.
Su filosofía: los objetivos que te va poniendo la vida, pueden estar bien. Pero los atractivos son aquellos que se va planteando uno mismo.
Te reta a personalizar un coche y salir al campo a jugar al fútbol con un balón enorme… Esta ida de olla con partidos que solo duran 5 minutos genera horas y horas de alta diversión, sobre todo cuando sabes utilizar de manera oportuna los vuelos por los cielos de la cancha. Con ciertos toques de las pelis de Mad Max (ojo, las de Mel Gibson), este videojuego es cruel con los jugadores que abandonan la partida antes de finalizar.
Su filosofía: en una carrera, no pierde el que se cae, sino el que no se levanta.