Las monedas de duro que guardas en un cajón pueden valer más de 40.000 euros

  • Ciertas monedas que ya no están en circulación adquieren un gran valor para los coleccionistas por sus rarezas o por la historia que las rodea

  • Varias monedas de plata de 5 pesetas acuñadas entre 1869 y 1882 ahora un experto pagaría por ellas entre 3.700 y 45.000 euros

  • La nueva moneda de 2 euros que valdrá un pastizal en unos años

Desde el 30 de junio de 2021 ya no se pueden cambiar las pesetas por euros, tal como estableció el Banco de España. Otra cosa es el valor que algunas piezas pueden alcanzar en el ámbito del coleccionismo. Por algunas de ellas, como por ejemplo las monedas de duro, se paga un auténtico dineral y así lo confirman los expertos en numismática o lo reflejan los catálogos de las casas de subastas.

Cada moneda ha pasado de mano en mano, olvidando dueños y el valor por el que fue acuñada cuando deja de estar en circulación porque ya no sirve para pagar bienes y servicios. Su historia particular, el material con el que se fabricó, sus rarezas o su estado de conservación se convierten en detalles valiosos para un coleccionista. En función de sus particularidades se paga por ellas sumas elevadísimas. La finalidad: ampliar el catálogo de posesiones de valor o simplemente invertir.

Ni en el monedero, ni en el cuenco de dinero para el pan, ni en el bote de los céntimos, habrá monedas que quisieran para sí los expertos. Donde pueden estar, sobre todo, ese conjunto de duros de plata españoles tan buscados, es en los cajones de la cómoda de la casa de la tía, en aquellas cajas de lata donde atesoraban los mayores sus recuerdos o en los bolsos vintage olvidados en el fondo de un armario.

Los expertos en este campo de la numismática aconsejan armarse de valor y atreverse con una limpieza en casa en toda regla llegando a los rincones más ocultos, sin olvidarse de las cajas del trastero donde se dejaron las pertenencias de los abuelos. En cualquier sitio pueden aparecer monedas acuñadas en el último cuarto del siglo XIX y que ellos o sus padres utilizaron.

Un coleccionista podría llegar a pagar por ciertas piezas hasta 45.000 euros, más desde que el euro pasó a ser la única moneda de curso legal y obligó a que se dejara de pagar con pesetas el 28 de febrero de 2002. Además, desde el Banco de España se recuerda que todavía quedan más de 250.000 millones de las antiguas pesetas que no se han cambiado, lo que significa que gran parte de ellas andan perdidas en cientos de hogares.

Según publican en Coleccionistasdemonedas.com estas unidades tan solicitadas son duros de cinco pesetas de plata acuñados en los años 1869, 1871, 1881 y 1882. Tales piezas han ido incrementando su valor en el mercado, no por capricho, sino porque fueron moldeadas y talladas en momentos históricos cruciales y bajo circunstancias excepcionales, tal como desgranan en Acsearch.info, un archivo online de subastas de monedas, billetes y antigüedades.

El duro de plata de 1869

El 19 de octubre de 1868 el Gobierno Provisional que se formó en España tras derrocar a Isabel II aprobó la gran reforma monetaria de la Peseta. El objetivo era adecuar el sistema monetario español al que predominaba en Europa, el de la Unión Monetaria Latina, que se había puesto en marcha unos años antes siguiendo a Francia.

Con este paso, se pretendía que las monedas que empezaran a circular en nuestro país fueran similares en peso y ley a las nuevas que habían empezado a utilizarse en Francia, Bélgica, Italia, Suiza y Grecia, los países que habían firmado ese pacto monetario. De ese modo se impuso de forma definitiva el sistema métrico decimal como base para la actividad económica.

Además, en España funcionaban distintas casas de moneda en ciudades como Sevilla, Segovia, Barcelona o Madrid para dar servicio a todo el territorio nacional. En 1869, el Gobierno Provisional las cierra para centralizar la producción en Madrid, lo que actualmente es la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre - Real Casa de la Moneda.

Ese Gobierno Provisional designó a la moneda de 5 pesetas de plata como la de mayor relevancia, que en principio era la heredera del Real de a Ocho, conocido como el Duro. Sin embargo, no se llegaron a acuñar unidades suficientes como para ser puestas en circulación y tampoco aparecen en los registros de la contabilidad oficial.

En cada una de las que actualmente están en manos de los coleccionistas aparecen dos fechas, la de la ley de emisión, en grande y colocada bajo el tipo de la Hispania, y otra fecha que se refiere a la de fabricación concreta y está en dos estrellas de seis puntas colocadas al principio y al final de la leyenda. Se cree que las pocas moneda de 5 pesetas de plata que existen de 1869 podían ser unas pruebas del acuñado. Otra posibilidad es que se emitió una corta tirada para después empezar con la fabricación masiva en 1870.

En estos primeros duros de plata de 1869 aparecen los datos técnicos de los Ensayadores Donato Álvarez Santuyano y José Rafael Narváez (SN) y del Juez de Balanza Ángel Mendoza Ordoñez (M). En este año se aprobó la Constitución y se consolidó el nuevo Gobierno, con lo que esa tirada pudo tener como finalidad regalársela a las nuevas autoridades del Estado, debido a lo cual se acuñaron muy pocas y se convirtieron en excepcionales. Así es fácil que su valor en el mercado roce los 45.000 euros.

El duro de plata de 1871

Después del derrocamiento y de la huida de la reina Isabel II y del Gobierno Provisional fallido, en 1871 llegó a España el italiano Amadeo de Saboya, conocido como Amadeo I, para asumir el poder. Intentó implantar una monarquía parlamentaria, pero tras unos años convulsos, presentó su dimisión irrevocable el 11 de febrero de 1873. Según rezan sus palabras: “España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo…”.

Durante su reinado se acuñaron monedas de 5 pesetas también de plata, que estuvieron en circulación hasta bien entrado el siglo XX y que hoy se pagaría por ellas unos 8.000 euros. Según explican desde Banco de España, abordando la historia de la peseta, en estas piezas se mantiene en el reverso el escudo con las armas de España y se añade el de la casa de Amadeo I, la Cruz de Saboya, para dejar presente que había sido restaurada la monarquía. Por su parte, el grabador general Luis Marchionni se ocupó de acuñar el retrato del rey.

El duro de plata de 1881

Entre 1874 y 1885 reinó en nuestro país Alfonso XII al que apodaron “El Pacificador”. Oficialmente, era hijo de la reina Isabel II y del rey consorte Francisco de Asís de Borbón. Con su llegada al trono se puso fin a la Primera República y arrancó la Restauración.

Las nuevas monedas de plata de 5 pesetas que se acuñaron ya no se distinguían por la Cruz de Saboya, sino que se sustituyó esa distinción por la flor de Lis que representaba a la casa reinante de Alfonso XII. En cuanto al retrato del rey, corrió a cargo del grabador Gregorio Sellán. Los coleccionistas las suman a su catálogo en caso de hacerse con ellas a cambio de unos 6.500 euros.

El duro de plata 1882

Durante el mismo reinado de Alfonso XII, en 1882, se acuñó otro duro de plata de 5 pesetas que igualmente está muy solicitado en el mercado de la numismática. Se puede llegar a pagar por él casi 3.700 euros.