El dinero físico se ha quedado prácticamente obsoleto. Solo el 26% de la población prefiere el efectivo frente a otros métodos de pago, aunque el 90% cree importante que siga existiendo esta forma de transacción. La realidad es que las tarjetas de crédito permiten hacer todo tipo de compras y operaciones sin movernos del sofá de casa y, eso, pese a darnos un plus de comodidad, también nos expone muchísimo a los delincuentes. En nuestro país, se producen anualmente casi un millón de operaciones fraudulentas con tarjetas de crédito o débito, la mayoría de ellas gracias a una suplantación del número PIN o secreto que autoriza la compra.
Estos códigos están formados por una combinación de cuatro números, que crea más de 10.000 combinaciones posibles. Ahora, Nick Berry, científico de datos en Meta, ha creado un listado con las claves más inseguras, algunas de ellas están entre las más utilizadas.
Por otro lado, también explica cuáles son los más recomendables, ya que son los más difíciles de hackear.
Cuando recibimos por primera vez una tarjeta de crédito se nos ofrece un número secreto que se genera de manera automática y es recomendable cambiarlo. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es evitar las combinaciones obvias (1234) y las repeticiones numéricas con una sola modificación (1112). También se deben evitar las fechas de nacimiento, números de DNI o similar, que dará a los ladrones pistas de por dónde empezar a buscar. Si se dispone de varias de diferentes bancos es fundamental no repetir la clave en ninguna de ellas. Cuatro dígitos son muy sencillos de memorizar y va a resultar mucho más práctico y eficaz hacer un pequeño esfuerzo en memorizar un número totalmente nuevo que utilizar siempre el mismo o los mismos.
El primer consejo es buscar números aleatorios y cambiarlos cada cierto tiempo, no existe una varita mágica para saber cuál es el momento más adecuado para estas modificaciones, va a depender mucho del grado de exposición de nuestras tarjetas en este caso. Si la usamos mucho, hay que cambiarla, al menos, una vez al año. Por supuesto, no hay que llevar nunca apuntado el número secreto, ni en el móvil, ni en una libreta, ni nada que se le parezca.