No sabes la cantidad de dinero y pedradas al medio ambiente que se te van en la vida de hogar. Muchos de estos gestos inocentes (dejar las luces encendidas, subir al máximo la calefacción) pueden reventar tus facturas de consumo eléctrico, pero es que además tienen la misma conciencia ecológica que Donald Trump pilotando un caza a ras de tierra. A poco que lograras cambiar tres o cuatro malos hábitos energéticos lograrías alcanzar dos ideas bien avenidas: ahorrar dinero en casa y respetar el medio ambiente.
En España, un 30% del consumo de energía sale directamente de nuestros coches y del hogar, que además es un foco de emisiones de C02. Con pequeños gestos de ahorro energético lograríamos cuidar mejor el medio ambiente, reducir nuestros costes en las facturas, y, por descontado, contaminar menos, bajar nuestra dependencia energética y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Te damos algunos tips para que ahorrar energía y dinero en casa te sea más fácil.
Mantén el termostato a una temperatura entre 21 y 23º. Cada grado que subes sube tu factura casi un 7% y contribuye al gasto energético de forma significativa. Sabemos que te gustaría rondar con tu desnudez a cuestas por las habitaciones, pero no es necesario que tu casa esté tan caldeada que parezca un horno crematorio. Además, si hay una diferencia de temperatura enorme entre tu casa y la calle será más fácil que cojas un resfriado.
Las casas bien aisladas, con ventanas que cierren bien y conserven la temperatura del interior sin pérdida de calor, ahorran más energía y dinero que las clásicas casas con ventanas de madera ya hinchadas por la humedad. Invertir en el aislamiento de unas ventanas con marcos de pvc y cristal doble puede dolerte ahora, pero ahorrarte muchos disgustos en la factura en los años venideros, y es otra forma de no depender compulsivamente de la calefacción.
Recicla, recicla, recicla. ¿Sabías que los residuos del cubo marrón se utilizan para hacer compost?
Pásate ya a las bombillas de bajo consumo. En consumo de luz se te va aproximadamente un 20% más de la factura mensual. Renovarlas todas es una inversión que a algunas personas les cuesta, pero a la larga agradecerás esos euros que restes en el cómputo final de tus gastos de hogar. Además, duran mucho más que las normales.
Invierte en un buen lavavajillas. Lavar con agua caliente, a mano, dispara el consumo de agua. Si no tienes más remedio, no desperdicies pasos: lavar y aclarar, lavar y aclarar es la mejor manera de pegarle un mochazo a la factura. Acostúmbrate a enjabonar todo lo que necesite ser limpiado y a aclararlo de una vez para no tener el agua corriendo demasiado tiempo. Si tienes hijos, amenázales con una visita a una cárcel turca cuando se dejen los grifos abiertos.
Lava la ropa en frío, salvo que necesites desinfectarla. Cuando la lavadora calienta el agua entre 40º y 60º, en los programas normales, se lleva una dentellada en tu factura de agua y electricidad. El ahorro energético de los programas en frío merece la pena, porque esos euros ahorrados aquí y allá hacen mucho. Los programas cortos también bajan la factura, y si tus electrodomésticos son eficientes (A+++, calderas de condensación a baja temperatura), ni te imaginas cuánto bajará tu consumo.
Adquiere productos que sean reutilizables. Servilletas de papel en lugar de tela, por ejemplo. Bolsas de tela para el supermercado. Recipientes de vidrio para que los tenderos del mercado te los llenen al comprar.
Apaga las luces cuando salgas de una habitación. Ríndete al clásico lamento paterno y abrázalo con fuerza: ‘¿Te crees que somos una central eléctrica?’
Llora entre horribles sollozos si ves una película en la que un personaje se baña, y aplícate el cuento para esos momentos en los que sientas la tentación de llenar la bañera, cubrirla de rosas, sumergirte y hablar de Kierkegaard. Si te duchas por norma en lugar de bañarte, ahorrarás bastante dinero en tu consumo de agua.
Reduce la compra de ropa, reutilízala y arréglala cuando se rompa. Aunque te parezca un asunto que te toca de lejos, gran parte de la producción de textiles es muy poco sostenible y consume de forma depredadora muchos recursos. Con las rebajas todos nos volvemos un poco yonkis y compramos prendas que no usaremos más que una o dos veces.