El precio del gas en Europa se ha disparado en los últimos meses. Desde el estallido de la guerra de Ucrania a finales del pasado mes de febrero, y a raíz de las sanciones impuestas a Rusia por la invasión, los precios, que ya en la segunda mitad de 2021 habían entrado en una preocupante espiral alcista, se han desbocado hasta situarse por encima de los 100 euros por megavatio hora, y no parece que en el futuro próximo la situación vaya a revertirse.
A pesar de que la tendencia alcista se suavizó en los meses de abril y mayo, cuando los precios descendieron después de que el gas batiese su máximo histórico en marzo, cuando rozó los 200 euros por megavatio hora, los expertos apuntan a que el precio volverá a dispararse y, de hecho, ya en el mes de junio se vio cierto repunte.
De acuerdo al 'Informe sobre el mercado del gas' la Agencia Internacional de la Energía (IEA), el precio del gas en 2022 será seis veces más caro que en 2019, justo antes del estallido de la pandemia.
Aunque en España y Portugal se aplica la “excepción ibérica”, un mecanismo excepcional aprobado por la Unión Europea que considera a los países de la Península como una “isla energética” en la que se pueden aplicar medidas para limitar el precio de la energía al desvincularla del gas, de cara a los próximos meses es recomendable que reduzcamos nuestro consumo para poder ahorrar en la facturas. Desde Uppers, te dejamos varios consejos muy sencillos que puedes poner en práctica sin perjudicar tu estilo de vida.
Tener una vivienda bien aislada es fundamental para evitar que el calor se pierda y poder reducir la factura del gas. Por eso, es recomendable que comprobemos si en nuestra vivienda se forman corrientes de aire y, en caso de que esto ocurra, que pongamos los medios para subsanarlas.
Dependiendo de la cantidad y nivel de las fugas, podremos vernos en la necesidad de tener que contratar a un servicio de expertos, pero si son fugas pequeñas podremos solucionarlas nosotros mismos aplicando un poco de silicona.
Darse un baño puede ser extremadamente relajante, sobre todo cuando dispones de todo el tiempo del mundo para disfrutar de él. Estos baños, sin embargo, no solo aumentan el consumo de agua, sino también el de gas. Por eso, si queremos reducir nuestras facturas, es recomendable que apostemos por darnos duchas cortas.
Reducir unos grados la temperatura del termostato y el calefactor puede generar un importante ahorro en nuestras facturas, sobre todo en los meses de invierno, ya que no necesitarán tanto gas para calentarse.
Hacerlo, además, no impedirá que disfrutemos de una ducha bien caliente, así que de cara a los próximos meses es recomendable que bajemos levemente su temperatura. Asimismo, también puedes instalar un termostato programable para que la calefacción no consuma gas mientras no estamos en casa.
Concentrar el calor en el único lugar en el que vamos a movernos puede reducir nuestro consumo de gas y calefacción y, consecuentemente, nuestra factura.
Si vas a estar solo en el salón, no necesitamos calentar toda nuestra vivienda, ya que no vamos a darle uso, así que no lo hagas y céntrate en cerrar bien las puertas y ventanas para que el calor no escape. Además, también puedes aprovechar el calor residual del sol para calentar tu casa, así como el calor del horno y otros electrodomésticos para aumentar la temperatura de, al menos, la cocina.
Ahora que estamos en verano, y en vista de las múltiples olas de calor que nos asolan, seguro que la calefacción ocupa el último de tus pensamientos, pero de cara a los meses de otoño e invierno es recomendable que controles su uso.
Si realmente no necesitas la calefacción para entrar en calor, entonces no la enciendas: no pasa nada por no ir en manga corta por casa. Además, si durante los primeros meses del frío puedes utilizar mantas y ropa más abrigada, tira de ella: así solo pondrás la calefacción cuando sea necesario y reducirás el coste.