Los altos precios del gas provocaron que en muchas comunidades de vecinos con calefacción central algunos propietarios se empezaran a plantear la posibilidad de instalar su propio sistema de calefacción individual. En Uppers hemos consultado si ciertamente puede un vecino renunciar a la calefacción central.
Llevar a cabo un cambio radical donde de depender de una comunidad de vecinos en cuanto al suministro de combustible conjunto para ser independiente es bastante complicado. En primer lugar, ese propietario tiene que exponer su propuesta en la junta de la comunidad de renunciar a compartir el uso de ese sistema de calefacción central. Igualmente debe detallar qué sistema tiene pensado instalar en sustitución del común. Podría ser, por ejemplo, una caldera de pellets.
En segundo lugar, la comunidad no tiene la obligación de aceptar ni su renuncia ni su propuesta alternativa para calentar la vivienda. La decisión implica unanimidad porque se trata de un cambio sobre un hecho que ya estaba fijado en los estatutos y solo lo solicitan uno o dos vecinos.
Por tanto, en caso de que la comunidad acepte esa renuncia conlleva dejar constancia de nuevo en los estatutos al igual que recalcular el reparto de los gastos y seguir haciendo frente a determinados cargos. Es decir, aunque ese vecino no vaya a hacer uso de esa calefacción central una vez la comunidad se lo permita, sí que tendrá que asumir los gastos fijos de la calefacción además de los del agua caliente y su consumo. En cuanto al agua caliente el término fijo puede ser de un 60% y el de la calefacción entre un 25 y un 40% de cada factura. Tal vez ambos conceptos supondrían en función de la comunidad entre 40 y 50 euros al mes, cosa que también se ha de valorar antes de querer desvincularse, ya que el hecho de ir por libre puede que no sea tan rentable.
Otro asunto es el tipo de sistema de calefacción que el propietario quiera instalar en sustitución del común. En el caso de las calderas de pellets requiere la instalación de un tubo para la salida de humos a cubierta y en ocasiones la construcción en sí misma no lo permite o los estatutos de la comunidad tampoco porque regulan los cambios o modificaciones en fachada y cubierta. Cuando ese vecino quiera desvincularse totalmente de los sistemas comunes podría prescindir también del agua caliente instalando un termo eléctrico y un acumulador, pero no todas las viviendas disponen de espacio para ello o cumplen los requisitos para esas instalaciones sin que estuvieran planteadas en el proyecto inicial.
Otra posibilidad es que toda la comunidad quiera renunciar a la calefacción central. Para ello un requisito es que en la votación en la junta de vecinos esté a favor “una mayoría de tres quintos con voto presunto del ausente”. En caso de no haber acudido la totalidad de los propietarios y que salga el sí a que la calefacción deje de ser central entre los asistentes, se debe espera un mes a que el resto de los vecinos tengan la opción de comunicar su voto. Si no toman partido se entiende que están a favor de la decisión y se suprimiría el servicio de calefacción para toda la comunidad.