Cambios en la mítica cafetería del Congreso: por qué ya no habrá precios rebajados
El bar del Congreso de los Diputados tiene que subir sus precios y la culpa no es otra que de la inflación
Cafestore, del grupo Sacyr, se llevó la adjudicación del bar del Congreso en 2019, gracias a su competitiva oferta, ahora insostenible por el alza de los precios
Los precios moderados de este bar no solo benefician a los políticos, sino, sobre todo, a los empleados del Congreso
Entre sus paredes se han llegado a acuerdos, se han limado asperezas y se has pasado buenos ratos. Algún presidente del Gobierno se tomaba algún que otro whisky y algún que otro líder político resistía lo envites de la Oposición 'enchufado' a sus cafés. Todo a precios más que razonables. Era tan estupendo que no podía durar para siempre: el bar del Congreso de los Diputados tiene que subir sus precios y la culpa no es otra que de la inflación.
El coste de la vida
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El bar del Congreso parecía vivir al margen del coste de la vida. Pero nada es eterno. La subida del transporte, de la energía y de las materias primas ha hecho mella. Y el 'oasis' (menús en torno a cinco euros) tenía que desaparecer. La sorpresa comenzó el lunes, 27 de marzo de 2023, primer día de aplicación de las nuevas tarifas.
Primero, incredulidad; luego, consternación. Los precios de desayunos, comidas, cafés, refrescos y 'pelotazos' habían subido en consonancia con la inflación, disparada en los últimos tiempos: un 16% en comparación con la de dos años atrás. ¿Qué ha pasado?
Historia de una contrata
Cafestore, del grupo Sacyr, se llevó la adjudicación del bar del Congreso en 2019. Obtuvo la mejor puntuación, según el baremo aplicado por la Junta de Contratación según el pliego de condiciones del contrato. Para lograr la concesión fue clave la oferta económica que planteó, muy inferior a las de las otras compañías candidatas. La duración de los contratos suele ser de 34 meses. En julio de 2021 tocó la renovación de la concesión. Cafestore volvió a ganar. Su oferta de precios era imbatible.
Comer en el Congreso, en el autoservicio, un primero, un segundo, postre, pan y bebida, costaba entonces alrededor de 4,50 euros. Tomarse una caña superaba por poco el euro. Comer o tomar algo allí era muy barato, algo que beneficiaba a los diputados y, sobre todo, a los trabajadores de la cámara y de los grupos parlamentarios; es decir: ujieres, letrados, informáticos, empleados de la subcontrata encargada del mantenimiento eléctrico, periodistas, policía, visitas debidamente acreditadas... Todo aquel que centre su actividad, de manera temporal o permanente en el Congreso. Y a todos les viene bien: la contrata por disfrutar de un público fiel; los clientes, porque acceden a un precio más barato lo que en otros sitios sería más caro. En la actualidad, la plantilla del Congreso está formada por 315 diputados y casi 400 funcionarios, más los trabajadores que, por alguna razón, deben prestar allí sus servicios.
Precios insostenibles
Pero a primeros de marzo, según El Periódico de España, la empresa Cafestore se dirigió a la Dirección Técnica de Infraestructuras y Contratación del Congreso para solicitar cambios en el contrato que obtuvo en julio de 202, argumentado que la evolución de los precios generada por la concatenación temporal de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania ha "repercutido directamente" en la provisión del servicio.
Esta "situación tan deficitaria" perjudica, además, a las reclamaciones de los trabajadores, a quienes no se les podría pagar las horas extraordinarias con los antiguos precios. La empresa, por tanto, solicita, en virtud del artículo 205.2.b de la Ley de Contratación del Sector Público, una modificación de los estándares de los precios por circunstancias "sobrevenidas e imprevisibles". La imprevisión ha hecho que un desayuno compuesto de café y tostada que antes costaba 1,15 euros ahora cueste 1,30. Empleados y diputados del Congreso muestran más o menos sutilmente su desacuerdo. Pero deberían hacerse otra pregunta: ¿cuánto cuesta ese mismo desayuno fuera del hemiciclo?