Los vaporizadores y humidificadores son artículos que suelen utilizarse en espacios donde el aire es muy seco y que han ganado popularidad en los últimos años, siendo cada vez más frecuente verlos en las casas.
Estos dispositivos, si bien tienen algunas diferencias en cuanto a su funcionamiento (los humidificadores trabajan en frío, mientras que los vaporizadores producen vapor caliente), cumplen una función: emitir humedad para reducir la sequedad en el ambiente. Como resultado, suelen utilizarse para combatir los problemas relacionados con los resfriados y las gripes, como puede ser la congestión nasal o la tos, para tratar los ojos irritados o incluso una piel demasiado seca, entre otros.
Aunque los humidificadores y vaporizadores pueden ser útiles, e incluso hay quien puede argumentar que pueden actuar también como un elemento decorativo para determinadas estancias, a la hora de utilizar estos dispositivos es importante tomar ciertas precauciones para evitar ciertos riesgos que puedan perjudicar a nuestra salud.
En este sentido, uno de los aspectos en los que debemos fijarnos antes de utilizar nuestro humidificador o vaporizador es el agua. Y es que a pesar de que estos aparatos pueden funcionar tanto con agua del grifo como con agua esterilizada, los riesgos que conlleva usar estos líquidos son distintos.
Según un reciente estudio elaborado por el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y publicado en el medio académico Emerging Infectious Diseases, del que se ha hecho eco el periódico 20 minutos, actualmente son muchas las personas que emplean agua del grifo para utilizar tanto estos aparatos como otros dispositivos de uso médico, ya sea para utilizarlos en los humidificadores, como para limpiar las lentillas o aclarar los senos nasales.
Esto se debe, principalmente, al desconocimiento, ya que un tercio de los encuestados creen que el agua del grifo no contiene ningún tipo de bacteria u organismo vivo, algo que, en realidad, no es así.
Si bien es cierto que en los países desarrollados, como es el caso de España, el agua del grifo está tratada para que alcance unos niveles de calidad que la hagan apta para el consumo, ya sea para beber, cocinar o incluso para la higiene personal, esto no implica que sea completamente estéril. Al contrario, sigue presentando ciertos niveles de patógenos que, si bien son bajos y, por norma general, completamente seguros para el consumo, sí pueden ser perjudiciales si se utilizan en dispositivos médicos.
Como señalan desde 20 minutos, las infecciones que se han identificado de esta forma son raras, pero ello no implica que no existan. A pesar de que el riesgo es reducido, sobre todo en el caso de las enfermedades más graves, es recomendable que a la hora de utilizar los humidificadores y vaporizadores, o cualquier otro producto de uso médico, se apueste siempre por el agua estéril ya que, de este modo, evitaremos cualquier tipo de problema de infección. Y es que como ya dice el dicho, más vale prevenir que curar.