Es muy posible que hayas vivido esta situación más veces de las que te gustaría: suena tu móvil y no reconoces el número que te llama. Descuelgas y nadie contesta, o enseguida se corta la llamada y te quedas con un palmo de narices.
Lo que viene después no es sorprendente en absoluto: si buscamos el número desconocido en Google, nos toparemos con cientos de foros donde distintos usuarios reportan haber recibido una llamada con esa numeración en la que nadie respondía a nuestro ‘Hola, tengo una llamada perdida de este número’. ¿Qué significado tienen este tipo de llamadas? ¿Debemos preocuparnos? ¿Va a ser efectiva la nueva ley que pretende regularlas?
Algunas de estas llamadas fantasma en las que nadie contesta actúan a modo de cebo. Esta estafa telefónica se conoce como ‘Wangiri’. Para los estafadores, la parte más importante del timo no es que descolguemos el teléfono, sino lo que viene después.
Muchas personas pican y llaman de vuelta porque piensan que la llamada es importante, aunque no conozcan el número de origen. Si establecemos contacto, el mal ya está hecho: una tarificación abusiva que se reflejará luego en nuestra factura telefónica con algún cargo desorbitado que no reconocemos.
Muchas de estas llamadas suelen venir de un call center que ejerce de intermediario entre el emisor (una compañía telefónica que quiere ofertarnos un producto, por ejemplo) y receptor de la llamada. A eso hay que sumar la nula gestión de la privacidad de nuestros datos o la venta a terceros, una práctica lamentable, y, por desgracia, bastante común. Muchas veces, nuestro número aparece en un fichero en el que nunca debería haber estado y acabamos recibiendo llamadas en horarios indeseados.
Estos establecimientos cuentan con un software automático que selecciona lotes de números al azar con el objetivo de ofrecerles distintos servicios, productos de terceros o encuestas aleatorias. Una vez descolgamos el servicio del call center trata de asignarnos un interlocutor (un operador telefónico), pero puede ocurrir que en ese momento no haya nadie atendiendo ese puesto o el sistema sea incapaz de conectar la llamada por el excesivo tráfico.
Muchos de estos call centers realizan más llamadas de las que en realidad pueden conectar en su sistema. Este es capaz de reconocer la voz humana y detecta cuándo descolgamos. A partir de aquí, si no puede conectarnos con un teleoperador, corta abruptamente la comunicación y asigna nuestro número a una nueva cola. Lo más probable es que volvamos a recibir más llamadas de nuevos números ocultos; un eterno bucle kafkiano.
Si recibimos varias veces una llamada de este tipo, lo mejor es reportarla y bloquear el número.
Por suerte, el sistema de identificación avanzado de nuestros smartphones nos facilita bastante la tarea. Gracias al cruce de datos, muchos ya son capaces de identificar la llamada fantasma como spam o marketing indeseado, con un fondo rojo y un mensaje que dice ‘Posible Spam’.
Si, con todo, seguimos recibiendo esta modalidad de acoso telefónico, podemos descargar alguna aplicación de detección de llamadas fantasma en las principales Stores (Android e iOS). Truecaller es una de ellas.
También podemos apuntarnos a la lista Robinson, una herramienta creada por la Asociación Española de la Economía digital para unir en un fichero a los ciudadanos que no deseen recibir campañas de marketing agresivas no solicitadas con empresas que voluntariamente se comprometen a no incluir en sus campañas de marketing a los números incluidos en dicho archivo.
"La Lista Robinson debe ser consultada por quienes vayan a realizar una campaña publicitaria para excluir de la misma a las personas inscritas. Sin embargo, pese a que te hayas inscrito en la Lista Robinson, los comerciantes pueden remitirte publicidad de sus productos o servicios si eres cliente o si les has dado tu consentimiento”, explican desde la AEPD.
Es una solución útil, aunque no infalible. Si una empresa no se aviene a este pacto de buenas prácticas, como socio de Adigital, puede llamarnos impunemente con sus tretas de acoso telefónico. No hay mucho que podamos hacer.