Una explosión ocurrida en el interior de un edificio de un céntrico barrio de Madrid, posiblemente a causa de un escape de gas, ha dejado al menos 18 personas heridas de distinta consideración, además de dos trabajadores desaparecidos.
El edificio afectado, de cuatro plantas y con problemas estructurales, ha quedado destrozado por completo en su interior y ha tenido que ser apuntalado por los Bomberos de la Comunidad de Madrid. También se han evacuado los edificios colindantes para poder revisar las estructuras y comprobar sus condiciones de seguridad. Mientras, en la zona, una de las más concurridas de la capital, sigue habiendo un fuerte olor a gas.
El accidente recuerda al sucedido hace unos meses en la calle Toledo, también en el centro de Madrid. Y el origen parece ser similar. La pregunta es hasta qué punto son peligrosas las calderas de gas. En principio, no presentan grandes riesgos y su seguridad mejora con el paso de los años, pero sí hay que tener en cuenta algunas de sus peculiaridades.
Existen dos causas principales por las que una caldera de gas puede explotar. La primera es un fallo en el control de la llama. Lo habitual es que cuando un dispositivo de falla de flama está activo, el piloto, la llama que podemos ver en algunas calderas, se enciende.
Cuando se enciende la caldera, el gas pasa al quemador y se enciende con esa flama. Pero, si el piloto se extingue, la válvula se apaga y el gas no puede fluir, impidiendo que se acumule y combustione de manera espontánea. En este caso, se puede producir una aglomeración de gas que termine con una explosión.
La segunda causa se encuentra en el prepostato, encargado de apagar el quemador automáticamente cuando la presión del quemador llega al límite. Si esa presión sobrepasa este límite, puede haber una explosión.
En la mayoría de los casos, las calderas son seguras, pero sí es fundamental fijarse en algunas pistas que pueden indicar que no están funcionando bien. Ante la menor sospecha, es importante contactar con un profesional del servicio técnico, y nunca intentar repararla por nuestra cuenta, ya que el riesgo de accidente es elevado.
En cuanto al mantenimiento, las calderas de gas deben revisarse cada dos años para asegurar su correcto funcionamiento. Además, para evitar cualquier incidencia, hay que asegurarse de que la salida de humo no está tapada.
Las pistas que muestran que nuestra caldera puede estar fallando:
No está directamente relacionado con un fallo de la caldera, pero puede ocasionar un accidente de graves consecuencias. Nos referimos a las fugas producidas por un fallo o desperfecto en la instalación. En esos casos, lo habitual es sentir un fuerte olor a gas. Siempre que detectemos una fuga de gas, hay que seguir los siguientes pasos: