Lo más probable es que tengas uno al lado de casa, uno de esos contenedores para depositar la ropa que ya no usas, todas esas prendas que en cada inicio de temporada apartas del armario porque ya no las usas, no te sirven o no te gustan y así hacer hueco para las futuras posibles compras. En definitiva, es una forma de darle una segunda vida a la ropa y el calzado, destinándolos a otras personas que sí que los necesitan, aunque algunas personas desconfían de ellos por no conocer exactamente a dónde se dirige lo depositado en esos contenedores. ¿Quiénes están detrás?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha investigado quiénes son los gestores de esos contenedores que tienen un fin solidario, pero también medioambiental. Muchas personas son reticentes a echar su ropa en ellos por no saber a dónde va, algo de lo que en parte tienen culpa los contenedores piratas, depósitos que se hacen pasar por oficiales pero que quieren lucrarse y de los que hace un año alertó la propia OCU, por ello es importante acudir a los oficiales de las ONG o los puntos establecidos por los municipios.
La misma OCU explica qué es lo que ocurre con esa ropa usada que va ahí. Según exponen, cuando una entidad social gestiona los contenedores se estima que entre un 40 y un 50% de lo que se deposita se reutiliza tras hacer una selección y una posterior higienización. En estos casos, muchas veces la donación va directamente a personas vulnerables, mientras que en otras ocasiones se vende como ropa de segunda mano
En cuanto a esas exportaciones, en 2019, según datos recogidos por la Agencia EFE, Emiratos Árabes fue el país a donde más ropa fue a parar, más de 11.100.000 kilos, seguido de Pakistán, con más de 7.500.000 kilos, y Togo, con casi 4 millones de kilos.
Sin embargo, hay casos en los que la ropa no puede reutilizarse por estar en mal estado. Cuando eso ocurre se opta por reciclarla, aunque sigue siendo un porcentaje bajo, para crear nuevas prendas o producir hilos o fibras, por lo general para uso industrial. Pero, ¿qué ocurre con esos tejidos que por su estado o calidad no se pueden ni reutilizar ni reciclar? Según la OCU, se procede a su incineración para valorización energética como combustible.
Aún así, existe un problema, pues según recogía el diario ABC en 2019, el 90% de los textiles acababan en la basura, por lo que es imposible darles una segunda vida que sí podría tener de ir a un contenedor destinado para ropa, calzado y otros complementos. A ese mismo medio Pedro Andrés Oliver, presidente de la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (Asirtex), contaba que "la ropa que se tira a la basura en vez de a contenedores autorizados acaba en vertederos e impide que se pueda producir compost y termina enterrada junto a otros residuos.
Por lo general, en prácticamente todas las ciudades existen puntos para depositar la ropa usada, tanto los fijados por los ayuntamientos, como otros móviles o los que se encuentran en parroquias, colegios o centros comerciales, tras los que generalmente está alguna ONG, como Cáritas. En caso de no encontrar uno, la OCU aconseja llevar la ropa al punto limpio del ayuntamiento o a una parroquia en la que sepas que hacen recogidas.
No obstante, la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS) cuenta con un buscador en el que reúne a casi la totalidad de las organizaciones a las que se puede donar ropa, buscándolas a través la Comunidad Autónoma y el municipio.