La electricidad sigue batiendo récords. Después de cerrar el 2021 con el precio más alto de la serie histórica, con una factura media de 111,93 euros por megavatio hora provocada por el incremento de la cotización en el mercado mayorista recogida en el segundo semestre del año, la luz ha vuelto a batir su máximo histórico.
Según los datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE), el pasado mes de marzo el precio de la electricidad en el mercado mayorista alcanzó la cifra más alta desde que se tienen registros, al situarse en 283,30 euros por megavatio hora, 44,13 euros más que el precio alcanzado en diciembre de 2021, que hasta este momento se había mantenido como el mes más caro de la serie con un precio medio de 239,17 euros por megavatio hora.
La cifra, que viene motivada por el estallido de la guerra de Ucrania, implica una subida mensual del 41,5% (en febrero, mes del inicio del conflicto bélico, la luz se situó en 200,22 euros por megavatio hora) y una subida interanual del 523,32% respecto a marzo de 2021, mes en el que el precio de la electricidad se situó en unos 45,45 euros por megavatio hora.
Para paliar el efecto que esta escalada está teniendo en los bolsillos de los españoles, el Gobierno ha aprobado varias medidas, entre las que se encuentra una prórroga hasta el 30 de junio de las rebajas fiscales a la electricidad y la ampliación del bono social eléctrico, que alcanzará a 600.000 hogares más para cubrir, en total, a 1,9 millones de familias. Aun así, los ciudadanos no se han quedado de brazos cruzados, y son muchas las familias que se encuentran buscando alternativas y soluciones que les permitan abaratar sus facturas.
En este contexto, uno de los electrodomésticos que parece haberse ganado una mala fama es el horno. Presente en prácticamente todas las cocinas, el horno es un elemento presente en multitud de recetas, pero con la escalada de los precios de la electricidad son muchos los usuarios que han decidido reducir su uso con la esperanza de abaratar un poco su factura de la luz.
El horno tiene encasquetada la etiqueta de ser el electrodoméstico que más consume. Una etiqueta que, sin embargo, no es cierta. Y es que según un informe del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), este honor le pertenece al frigorífico, que consume un 30,6% de la electricidad de los hogares, seguido por la lavadora, que consume un 11,8%. El horno, en cambio, se encuentra en tercer lugar, con un 8,3% del total, aunque esto no implica que encenderlo no suponga un coste adicional.
Según señalan desde El Comidista, a la hora de utilizar el horno hay dos variables que se deben tener en cuenta para conocer su consumo: el tiempo y la temperatura. El coste, en concreto, será más elevado en los casos en los que el periodo de tiempo es reducido y la temperatura es alta, ya que en estos supuestos el horno necesita más energía para alcanzar los grados seleccionados. Una vez se haya estabilizado, en cambio, el gasto se mantendrá estable, siempre y cuando el horno esté bien aislado y no se abra cada dos por tres.
Tal y como recoge El Comidista, cuando hablamos de hornos no podemos hablar de un modelo que consuma menos que otros, ya que funcionan por resistencia eléctrica. Esto implica que todos los modelos necesitan la misma potencia para alcanzar los grados exigidos y que, consecuentemente, no hay una alternativa de bajo consumo. En cambio, lo que sí puede hacer que aumente el gasto es la pirólisis, un sistema de autolimpieza que llevan incorporados algunos de estos electrodomésticos.
Según señalan desde El Comidista, este sistema funciona elevando la temperatura del horno hasta los 500ºC para carbonizar y eliminar cualquier resto de comida que haya en su interior, lo que supone un importante gasto de energía. En concreto, la OCU sitúa el coste de cada ciclo de pirólisis en aproximadamente 1,50 euros, con las tarifas actuales.
A pesar de no ser el electrodoméstico que más consume del hogar, el horno sí que tiene un importante gasto energético. Por eso, si queremos ahorrar en nuestras facturas, es conveniente que hagamos un uso inteligente de él. Por ejemplo, a la hora de emplearlo, es recomendable que evitemos abrir la puerta con frecuencia y que utilicemos el ventilador de manera adecuada. De este modo, podremos reducir, aunque sea levemente, su consumo y aliviar un poco nuestras facturas.