El precio de la gasolina y el diésel seguirá subiendo en este 2022. A pesar de la tregua con la que se cerró 2021, cuando se registraron cinco semanas de caídas, los carburantes han iniciado el nuevo año con un incremento récord de sus precios que continúa la tendencia alcista iniciada en noviembre de 2020, cuando comenzaron a registrar subidas de manera casi ininterrumpida.
Según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, en lo que llevamos de 2022 el precio medio de la gasolina acumula un incremento del 4,4%, mientras que el del gasóleo ha aumentado un 5,6%. A principios del mes de febrero, además, la gasolina batió su máximo histórico, registrado en septiembre de 2012, al venderse por 1,538 euros el litro.
El contexto político actual no parece augurar un cambio en esta tendencia, al menos no en el futuro próximo. Pero ¿por qué son tan caros los carburantes en España? Para encontrar la respuesta, debemos fijarnos no solo en la evolución del mercado, sino también en los impuestos que se aplican al diésel y la gasolina.
De acuerdo a los datos de la Asociación Española de Productos Petrolíferos (AOP), en nuestro país casi la mitad del precio de los carburantes son impuestos.
En concreto, se calcula que los impuestos representan en torno al 55% del precio total del litro de gasolina y aproximadamente un 50% del precio del litro de diésel o gasóleo.
Según las estimaciones que en 2020 realizó el medio especializado El Periódico de la Energía con los datos de 2019, estos impuestos permiten que las arcas del estado se engrosen aproximadamente unos 20.000 millones de euros anuales. Sin embargo, y a pesar del amplio porcentaje del precio que ocupan, las tasas de España no son las más de Europa, ya que Italia, Grecia y Holanda aplican mayores impuestos.
En nuestro país, los combustibles líquidos que derivan del petróleo, como la gasolina y el diésel, se gravan a través de dos impuestos: el IVA, que todos conocemos, y el Impuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH, según sus siglas).
El IVA que se paga por los carburantes es el estándar, es decir: un 21%. Así, por cada litro de gasolina que sumemos a nuestro depósito, deberemos pagar unas tasas de 0,238 euros, mientras que por cada litro de diésel deberemos abonar unos 0,214 euros.
El IEH, por su parte, consta desde 2019 de dos tramos: uno general y estatal y otro especial, en el que se integra, a su vez, un tramo autonómico, lo que supone que la recaudación que se genere por estas tasas se reparte entre el Estado y cada una de las Comunidades Autónomas del país.
El tramo estatal de este impuesto se calcula para cada 1.000 litros e implica que se deben pagar, aproximadamente, unos 400,69 euros para la gasolina y unos 307 euros para el gasóleo. En el tramo especial, por su parte, se fija un valor fijo tanto para el diésel como para la gasolina de unos 72 euros por cada 1.000 litros.
Esto supone que por cada litro de gasolina deberemos pagar unos 0,473 euros de tasas del IEH, mientras que por cada litro de diésel deberemos abonar unos 0,379 euros. Sumado al IVA, obtenemos que aproximadamente la mitad de lo que pagamos por carburante equivale a los impuestos.
Para calcular cuánto costaría el litro de gasolina si se eliminasen los impuestos, tomaremos como referencia el precio medio de la gasolina sin plomo 95 calculado para hoy: 1,854 euros/litro. Si a este valor le quitamos el 50% de impuestos, el precio de la gasolina quedaría en 0,92 euros/litro. Es decir, llenar un depósito de 50 litros costaría 46,35 euros.