No llevamos ni tres meses del año y ya tenemos una de las imágenes que marcarán este 2022, al menos en lo que al mundo viral de internet se refiere. Hablamos del extracto de nómina de Gérard Piqué, una imagen que el propio futbolista compartió en su perfil oficial de twitter el pasado siete de enero y que ha dado mucho que hablar en la red social del pajarito azul.
A raíz de la publicación del sueldo del defensa blaugrana, muchos usuarios han comentado, y criticado, el elevadísimo salario que cobran los futbolistas profesionales en nuestro país. A pesar de que no es ningúna sorpresa que estos deportistas son de los mejores pagados del mundo, ver la desorbitada cifra que se ingresa mes a mes Piqué, que, recordemos, se rebajó el sueldo a principios de año para que el club pudiese inscribir a tres nuevos jugadores (Memphis, Èric García y Rey Manaj), ha despertado los comentarios más irónicos y sarcásticos entre los internautas que han comparado sus nóminas con las del futbolista.
Diferencias salariales aparte, si hay algo en lo que coinciden estos futbolistas de élite con el resto de los mortales es en sus obligaciones tributarias. Ellos, al igual que nosotros, también deben pagar impuestos a Hacienda a través del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas), aunque los escándalos fiscales que han protagonizado algunos de estos deportistas nos haga creer que muchos de ellos se escaquean de estas obligaciones fiscales.
Si bien todos hemos oído hablar de los problemas con Hacienda que han tenido jugadores de la talla de Messi, Cristiano Ronaldo o Di María, lo cierto es que todos los futbolistas están obligados a tributar el IRPF por su salario, siguiendo, como cualquier otro contribuyente, los tramos establecidos por ley.
Dada las altísimas cifras que se manejan en el mundo futbolístico, al menos en lo que a Primera División se refiere, la gran mayoría de los futbolistas de élite que juegan en la Liga Santander estarían obligados a tributar en el tramo máximo del IRPF, limitado para aquellas personas con rentas que superen los 300.000 euros. Sin embargo, dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que jueguen, los impuestos que tendrán que asumir serán mayores o menores.
Esto se debe a que el porcentaje final que se paga a Hacienda se divide en dos partes: por un lado, la estatal, que se destina al Gobierno y es la misma para todos los contribuyentes; por otro, la autonómica, que reciben las Comunidades Autónomas y varían entre unas y otras.
El porcentaje estatal que deben pagar aquellos contribuyentes que se encuentren en el último tramo del IRPF es del 24,50%. Esta cifra es igual tanto para aquellos que vivan en Barcelona como para aquellos que vivan en Madrid. Sin embargo, el porcentaje de la cuota autonómica que deben pagar estos contribuyentes en la Ciudad Condal es del 25,50%, mientras que en Madrid se sitúa en un 21%. Como consecuencia, viviendo en Barcelona, Gérard Piqué debe pagar por su salario más del 50% a Hacienda, mientras que si viviese en Madrid solo tendría que abonar un 45,50%.
Para reducir la carga tributaria que deben asumir por sus salarios, muchos futbolistas deciden recurrir a alternativas fiscales que les permitan pagar menos impuestos.
Entre ellas, una de las más populares es la que hace referencia a los derechos de imagen, con los que los futbolistas pueden cobrar hasta un 15% de su nómina a través de una sociedad bajo este concepto. Con esta alternativa, estos deportistas, generalmente, ceden sus derechos de imagen a una sociedad que suele ser de su propiedad para que sea esta empresa la que tramite sus derechos, tributando por el Impuesto de Sociedad.
Estás empresas deben, eso sí, estar ubicadas en España, y los futbolistas deben demostrar, además, que tienen una actividad real y que no se trata de una empresa para evadir impuestos.
Anteriormente, los futbolistas podían acogerse también a la llamada ‘Ley Beckham’, una normativa creada en 2003, con la llegada de David Beckham al Real Madrid, para atraer talento extranjero y que permitía que todo ciudadano que viniese a España a trabajar pudiese tributar durante seis años a un tipo fijo del 24%, siempre y cuando no hubiese sido residente en los últimos diez años.
Esta normativa se limitó en 2010, de forma que los futbolistas solo pudiesen aplicarla a los primeros 600.000 euros de su salario, quedando la parte restante bajo el tramo estatal que les correspondía. Cinco años después, sin embargo, acabó excluyendo de manera definitiva a estos deportistas, que se vieron obligados a tributar como cualquier hijo de vecino. Aunque, eso sí, con las cuentas mucho más llenas que la mayoría.