Si tu hijo te pide que le avales para comprarse una casa, ¡cuidado! que no te pierda el corazón. Aunque tenga un trabajo "estable", y su pareja te parezca la media naranja perfecta, la vida da muchas vueltas y puedes perder mucho. Estas son las cosas que debes hacer para curarte en salud antes de decir sí o no.
Los avalistas responden de las deudas contraídas por los avalados, tal y como éstos las hayan firmado con el banco. Por eso es importante no firmar nada hasta que sepas exactamente qué compromisos quiere adquirir tu hijo.
Lo ideal es acompañar a tu hijo en la negociación de la operación, aunque esto no sea fácil en ocasiones. Tu mayor experiencia servirá, sin duda, para mejorar las condiciones de la hipoteca y contemplar detalles como los intereses de demora, las comisiones por amortización anticipada, las comisiones por reclamación de deuda impagada y otros flecos de la letra pequeña.
La nueva ley hipotecaria exige que el banco informe también al avalista de todos los pormenores de la hipoteca. Ahora, tanto los titulares de la futura hipoteca como sus avalistas tienen que pasar por la notaría al menos un día antes de la firma para recibir asesoramiento gratuito y responder a un test, unos trámites imprescindibles para que el notario autorice la escritura.
Hay distintos tipos de avales, no aceptes el primero que te propongan, que será seguramente el más exigente, y que puede obligarte de por vida, respondiendo de la deuda con tus bienes e ingresos presentes y futuros.
Tú puedes proponer en la negociación qué avalar y con qué. Por ejemplo, puedes proponer avalar solo con una propiedad, y hasta una cantidad determinada. Todo debe estar especificado en la escritura del préstamo hipotecario.
También es importante que sepas que hay dos tipos de responsabilidad:
Recuerda que el avalista puede responder de la totalidad del importe del préstamo o solamente de un tanto por ciento o hasta una determinada cuantía.
Debes tener en cuenta que si avalas entras en el Registro del Banco de España (CIRBE) a efectos de su capacidad de endeudamiento. Esto te afecta ya que si quieres pedir un préstamo u otro crédito, este aval te computa como deuda, y generalmente el límite de endeudamiento de una persona está en el 30% de sus ingresos. A la hora de calcular tu solvencia, los bancos tienen en cuenta el aval como deuda.
Qué pasa si has avalado a un hijo o hija, se divorcia y la casa se la queda por sentencia judicial el yerno o la nuera. Cuidado, porque el banco te seguirá persiguiendo en caso de impago. En estos casos, para la desaparición del aval sería necesario que se hiciera un nuevo préstamo con otras garantías (si así lo exige el banco) o que se resolviera la operación mediante una venta. Recuerda que no puedes dejar de ser avalista, hasta que se cancele la deuda, o hasta que se constituya otro préstamo que no te incluya como avalista.
Un avalista tiene mucha responsabilidad y ningún beneficio. Es más seguro hacer un préstamo entre particulares, o regalar a los hijos una parte de la entrada de la casa o del dinero que necesiten para los trámites.
En todo caso, infórmate del valor de tasación de la vivienda en el momento de la constitución del crédito y calcula si con el 70% de ese valor es suficiente para pagar la deuda, de este modo puedes estar tranquilo, ya que tu patrimonio no correrá.
El fallecimiento del avalista no extingue el aval, sino que pasa a sus herederos, por lo que avalando a tu hijo, no sólo comprometes tu patrimonio, sino que puedes comprometer el patrimonio de tus demás hijos.
Hay una última tabla de salvación si todo sale mal. Si se deja de pagar el préstamo y se procede a la subasta de la vivienda hipotecada, y no cubre la deuda, padre e hijo os podéis beneficiar de la legislación relativa a los deudores hipotecarios sin recurso, en lo que afecte a su responsabilidad y a su vivienda.