Conseguir ahorrar es un objetivo al que, de una forma u otra, aspiramos casi todos, aunque la capacidad para lograrlo varía mucho de una persona a otra. Influyen los ingresos, los gastos, el estilo de vida o las aficiones. Pero lo cierto es que la mayoría de los métodos de ahorro están basados en la planificación, la disciplina y el sentido común. En ese sentido, la ‘fórmula Greene’ popularizada por Kimmie Greene indica de manera muy concreta y pormenorizada cuánto hay que ahorrar y a qué ritmo para asegurarse una buena jubilación.
La fórmula juega con dos variables básicas: el salario bruto anual y la edad de la persona. Greene propone empezar a ahorrar lo antes posible. Idealmente, entre los 20 y los 25 años, momento en que la mayoría de los trabajadores obtienen su primer empleo. Así, la primera meta parcial del método es llegar a los 30 años habiendo ahorrado el equivalente a un sueldo anual.
A partir de ahí, la idea es adoptar un ritmo de ahorro lo más constante posible, teniendo en cuenta las variaciones salariales que se vayan produciendo. Greene afirma que cada cinco años de trabajo la persona debe ahorrar un sueldo anual bruto: a los 35 debe tener el doble de su sueldo anual, a los 40 el triple, a los 45 el cuádruple, a los 50 el quíntuple, a los 55 el séxtuple, a los 60 el séptuple y en los 65, cuando se acerque la edad de jubilación, llegar a tener ocho veces el sueldo anual ahorrado.
Es posible que los plazos no se cumplan con rigurosidad, pero una entrada de ingresos, tipo herencia o un aumento salarial, puede compensar los años malos de ahorro. En el caso concreto de España, una persona con unos ingresos similares al salario medio interprofesional (situado en 2022 en 24.009 euros), debería llegar a los 50 años con 120.000 euros ahorrados y estaría así en la senda adecuada para alcanzar los 192.000 en el momento de jubilarse, en torno a los 65 años, según informa BBVA.
Para hacer efectiva la fórmula, Greene recomienda que la jubilación anticipada sea el punto referencial desde los inicios de la carrera profesional y que en base de ello exista una orientación de lo que se pretende ganar y el estilo de vida. "Es difícil decir: sí, quiero hacer esto a los 40 años, porque vas a necesitar un trabajo que tenga un salario que no solo cubra tus gastos, sino que te deje dinero extra para ahorrar".
"Aunque siempre hay excepciones a la regla, asumir un objetivo tan agresivo significa filtrar todas las demás decisiones a través de ese objetivo: ¿Quieres vivir en una ciudad cara como San Francisco o en una más económica como St. Louis?", plantea la experta.