Ahorrar nunca es fácil, pero aún lo es menos en enero y además viniendo de los derroches de la campana navideña. En ese aspecto, 2024 no es distinto y se presenta como otro año complicado para llenar la hucha. Con el IPC de 2023 en el 3,1%, los alquileres de la vivienda un 10,1% más caros, y ante las inminentes subidas del precio del agua y del IVA de la luz y el gas, las posibilidades de ahorrar durante los próximos doce meses son muy inciertas.
De hecho la tasa de ahorro de las familias españolas ha disminuido y se sitúa en niveles similares a la prepandemia. Según un estudio de Caixabank Research, en 2022 fue del 7,2% de la renta bruta disponible, un nivel inferior a la media de 2020-2021, que llegó al 15,6%. Por ello, la gestión de la economía personal es todo un desafío que se puede afrontar con más firmeza siguiendo los consejos que nos proporciona Elisabet Ruiz Dotras, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) .
Una gestión responsable de las finanzas personales pasa por saber dónde se pueden recortar gastos. Una sencilla revisión nos permitirá identificar gastos fijos innecesarios o suscripciones olvidadas que al final de año pueden sumar una cantidad de dinero nada despreciable. Luego están los gastos que no podemos evitar, pero sí revisar por si hay otras tarifas más baratas a las que podamos cambiarnos. Las apps online de los bancos nos permiten descargar nuestros extractos bancarios y analizarlos.
Fijarse un presupuesto especifico para el ocio, que esté entre el 10% y el 15% de nuestros ingresos, nos ayudará no solo a no sacrificar bienestar financiero por instantes de diversión, sino que nos servirá como herramienta de autoconocimiento y a alinear nuestra realidad económica con nuestros caprichos.
Las compras impulsivas, impulsadas por las puntas de placer que producen la serotonina y la dopamina, constituyen una de las mayores amenazas a nuestra capacidad de ahorro. Tenemos que ser capaces de resistir la tentación de comprar innecesariamente. Para ello, preguntémonos si realmente necesitamos el producto o se trata de un deseo momentáneo motivado por la búsqueda de una gratificación instantánea. Es recomendable dejar pasar 48 horas desde que se nos antoja una compra determinada y, tras ello, ver si seguimos interesados en adquirirlo.
El precio de la cesta de la compra ha pegado un subidón del 30,8% en los dos últimos años, afectando a nueve de cada diez productos del supermercado. Por tanto es importante ir a hacer la compra con una idea clara de las cosas que necesitamos. Hacer una lista, con la ayuda de una aplicación si es necesario, nos va a dejar más claro qué productos vamos a adquirir, con lo que se reduce el riesgo de realizar compras innecesarias.
Es la principal regla de oro a la hora de efectuar una compra. Antes de tomar la decisión conviene comparar productos con otras plataformas para encontrar las mejores ofertas y descuentos. Esta práctica es válida tanto para compras presenciales como virtuales.
El diablo está en los detalles. Por eso hay que vigilar los gastos que se generan día a día sin ser conscientes. Pequeños gestos pueden suponer un ahorro importante a la larga, como apagar los dispositivos en lugar de dejarlos en stand by, unificar cuentas bancarias para tener solo un único gasto en comisiones o comprar los electrodomésticos más eficientes y hacer un uso racional de ellos.
La educación financiera empieza en casa. En el ámbito del hogar. Es fundamental inculcar hábitos de ahorro saludable a los más pequeños de la casa. "Las madres y abuelas, que son excelentes administradoras de la economía doméstica, son las que mejor pueden transmitir la importancia del ahorro a las generaciones futuras", apunta la profesora de la UOC.
El gran error que cometen la mayoría de las personas es gastar primero, y después, de lo que le queda, ahorrar. Lo ideal sería invertir esa lógica. Primero establezcamos cuánto queremos ahorrar y después ajustemos los otros gastos. Para ello, cuando recibamos la nómina a principios de mes separemos automáticamente la parte de ella que destinaremos al ahorro, pero que sea un porcentaje realista. Podemos hacerlo creando una transferencia automática. Así ahorraremos todos los meses y nuestro dinero no se verá comprometido por decisiones impulsivas.