Llegan las rebajas y con ellas el aumento de compras, muchas innecesarias solo empujadas por las ofertas y los precios más bajos. Cuando esto se produce es cuando se habla de compras compulsivas u oniomanía, una adicción más que puede acrecentarse en estas fechas llenas de descuentos y ofertas que llaman la atención y pueden provocar esas compras compulsivas de productos que realmente no se necesitan. El problema es que ya no es necesario salir de casa para ver esos carteles llenos de descuentos, sino que con entrar a una página ya estamos ante las rebajas, y todo sin salir de casa.
La adicción a las compras es cuando se tiene un impulso prácticamente incontrolable a comprar, siendo muchas veces conscientes de ello e intentando pararlo pero sin éxito. Una adicción que puede llevar a generar problemas económicos por el constante gasto de dinero, provocando problemas no solo de forma individual, también en el ámbito familiar e incluso laboral.
Pero esa adicción a las compras puede llegar a generar grandes problemas psicológicos, pues en el caso de la ropa o los accesorios, en el momento de la compra se puede sentir una gran satisfacción, pero con el tiempo lo más probable es que todos esos productos ni se hayan estrenado, lo que genera una sensación de culpabilidad en la persona. ¿Y cómo puede quitarse ese sentimiento? Volviendo a comprar. De esta manera la plataforma TopDoctors establece que es recurrente que las personas que sufren esta adicción pueden llegar a padecer ansiedad, falta de control o sentido de culpa.
Además, la citada plataforma médica establece cuatro causas principales que pueden llevar a que una persona se vuelva adicta a las compras. La posibilidad de comprar por Internet ha provocado un aumento de este problema, aunque la obsesión que se puede llegar a tener por la apariencia física también repercute, de manera que las redes sociales y el poder que tienen sobre nuestra imagen es una de las principales causas que pueden derivar en la adicción a las compras online.
La baja autoestima es otro de los motivos, refugiándose en las compras o intentando proyectar una imagen de aceptación hacia los demás. Aún así, una de las causas más establecidas es la de carencias afectivas o el intentar desviar los problemas, pues con las compras se toma el control de su vida y se consigue distraer la atención frente a otros problemas que le pueden llegar a preocupar. Y por supuesto, la educación también tiene que ver, pues el consentimiento continuo, el no saber decir que no en algunas ocasiones puede fomentar esas compras compulsivas en un futuro.
Ahora viene la gran pregunta: ¿es posible evitar esa adicción? Por supuesto pero, ¿cómo? Lo primero es ser consciente de que hay un problema y que no pasa nada por aceptarlo e intentar remediarlo, para lo que en la mayoría de ocasiones puede ser necesaria la ayuda de un especialista, un psicólogo. Este además te ayudará a detectar esos momentos de vulnerabilidad que pueden ser los más complicados de gestionar.
De esta manera la ayuda es fundamental, no solo profesional, también con la del entorno que rodea a la persona para evitar esos episodios de ansiedad o tristeza que son los que le empujan a realizar esas compras compulsivas por Internet que tiene a mano desde el teléfono móvil sin necesidad de abrir el ordenador o salir a la calle. Así, cuando haya que salir siempre se aconseja hacerlo acompañado, pues en soledad es mucho más sencillo caer en la tentación.
Pero otros gestos que pueden ayudar a la persona es hacer una simple lista de lo que verdaderamente necesita, hasta para ir al supermercado, así se sabrá qué es un capricho del que se puede prescindir y cuándo es algo que es una necesidad. Además, para prevenir cualquier gasto innecesario también se aconseja salir de casa con un presupuesto cerrado para no gastar más de lo debido e incluso intentar volver sin haberlo gastado por completo. En el caso de las compras online lo ideal es no pasarse nunca de ese presupuesto, pues hay que pagar con la tarjeta y es más fácil pasarse “sin querer”.
Qué es una verdadera necesidad y qué no. Aprender a diferenciarlo es clave para evitar caer en las compras compulsivas y terminar en una adicción. Sí, nunca está mal algún que otro capricho, pero siempre con coherencia, responsabilidad e intentando no sobrepasar tu nivel económico.