Comprar a plazos es más fácil que nunca. Prácticamente todo se puede financiar. Hay cosas que son evidentes, como puede ser una casa o quizá la universidad de tus hijos, pero hay otras que simplemente tiramos de tarjeta de crédito porque "el mes que viene me vendrá mejor". Ya no hay que firmar un contrato al uso, en muchas ocasiones simplemente fraccionamos los pagos, aunque sean de bajo importe, o recurrimos a las ofertas de financiación que ofrecen las propias tiendas, incluso las online. Sin embargo, ¿hasta qué punto es sano endeudarse?, ¿merece la pena comprar todo a plazos? Uno de cada cuatro españoles ha pedido dinero prestado o ha alcanzado el límite de sus tarjetas de crédito para pagar las facturas durante el confinamiento. Así lo ha comprobado el Informe Europeo de Pagos de Consumidores elaborado por Intrum. Según los datos, el español medio que más ha tenido que recurrir al endeudamiento durante este periodo tiene entre 45 y 54 años, ya que es la franja de edad cuyo empleo se ha visto afectado directamente por la pandemia. Hablamos con expertos del comparador financiero HelpMyCash.com para que nos den las claves para evitar convertir este hecho en una práctica peligrosa.
Financiarnos no es malo. Sin embargo, la extremada facilidad con la que podemos acceder al pago aplazado puede hacer que acabemos sobreendeudados. Por eso,debemos conocer cuánto dinero dedicamos a devolver compras financiadas al mes, llevar las cuentas. "El problema es que es fácil perder la perspectiva si fraccionamos pagos con regularidad. Hay que sentarse y comprobar que el conjunto de todos los pagos aplazados (créditos, tarjetas y otras financiaciones) no supera el 30% de nuestros ingresos", explican desde el comparador. Este es el límite que fijan los expertos para que no suponga un problema. Digamos que, si disponemos de 2.400 euros mensuales, no deberíamos pagar más de 720 a pagar deudas.
La regla es básica. Que el tiempo que tardemos en devolver el dinero no sea superior a la vida del producto en sí. Seguro que alguna vez te la has saltado, sobre todo en lo relacionado con telefonía. "Si adquirimos un móvil y lo ponemos a tres años, es probable que sigamos pagándolo, aunque ya no utilicemos el dispositivo, y eso provocará que las deudas se acumulen porque es factible que nos juntemos con el abono dos terminales a la vez".
Por eso es básico decidir bien qué pagar a plazos y qué no. Los expertos nos recomiendan "evitar financiar compras habituales y recurrentes y únicamente hacerlo cuando se trata de grandes compras puntuales". Es decir, que por mucho que el supermercado te deje fraccionar los pagos, no es la mejor idea, mientras que si quieres cambiar un mueble de casa, como se trata de algo excepcional, no habrá problema.
El problema de las financiaciones está muchas veces en la publicidad. A los establecimientos les compensa que compres a plazos y por eso tienden a esconder precios finales y dan unas condiciones sobre las que hay que leer la letra pequeña. No todas las financiaciones son iguales y escoger la más adecuada es fundamental. "Igual que comparamos tarifas móviles antes de contratar una, lo mismo debemos hacer con la financiación. Por ejemplo, si queremos financiar un portátil, podremos recurrir a la financiación que ofrecen diferentes tiendas, a nuestra tarjeta de crédito o a un préstamo preconcedido del banco. La diferencia en el coste será enorme. Hablamos de TAEs que fluctúan hasta en diez puntos".
Calcular el precio final parece evidente, pero no lo es tanto. Es común que cuando queremos pagar algo a plazos estemos más atentos al producto en sí y a cuánto nos costará cada mes, pero "conocer el total nos ayudará a decidir si vale la pena o no fraccionar la compra". ¿Dónde poner el límite? Eso ya es una decisión totalmente personal, depende de cuánto estemos dispuestos a pagar de más según el producto a cambio de hacerlo en cuotas mensuales.