Los datos del desempleo arrojan las mejores cifras en 15 años. Hoy tenemos en España 3.000.000 de parados, el 13% de la población, lejos de los máximos de hace 10 años, cuando el 27% de los trabajadores, casi 6 millones de personas, estaban en el paro.
Pero las estadísticas del SEPE reflejan una realidad de la que se habla poco, los mayores de 50 años reciben ya la mitad de todas las prestaciones por desempleo. En diciembre de 2022, el 50% de los que recibían en España una prestación de este tipo tenían más de 50 años, 920.000 personas.
La tendencia de los últimos años indica que los mayores de 50 van incrementando su presencia entre los que reciben prestaciones por desempleo. Si en 2015 suponían el 40% del total, en 2019 eran el 44%, y hoy ya suman la mitad de las prestaciones recibidas.
"Estas cifras son el resultado de una deriva negativa que arrastramos desde hace años y que si no hacemos nada al respecto, va a ir a peor. Suponen exclusión, empobrecimiento y marginación", explica a Uppers Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Existen varios tipos de prestaciones por desempleo. Están las contributivas, el conocido paro que te queda en función de lo cotizado y los años trabajados; están los subsidios de desempleo para los que agotan el paro o no tienen derecho a él; y también están los subsidios agrarios y la Renta Activa de Inserción.
El rápido crecimiento de la presencia de los mayores de 50 en esta economía "de subsistencia" se ve claramente en los datos de los que reciben subsidios por desempleo, esto es, aquellos que han agotado el paro y no tienen otro recurso al que agarrarse. Recordemos que el subsidio de desempleo está ahora en 480 euros al mes. En 2015 eran el 51%; en 2017, el 53%; y en 2019, el 59%. Hoy el 70% de todos los que reciben el subsidio de desempleo son mayores de 50 años. "Se está generando una enorme bolsa de pobreza futura, porque las pensiones de estas personas se verán muy mermadas, y la precariedad también empuja a la gente al trabajo en la economía sumergida porque no hay más remedio. Son datos malos para los afectados y malos para el país", explica Mesonero.
Este 2023 tampoco ha empezado con buen pié en cuanto a datos se refiere. En el SEPE figuran 4,5 millones de demandantes de empleo, es decir parados y otros que están apuntados para mejorar su situación laboral. De ellos, casi la mitad, dos millones, son mayores de 50 años.
Si nos fijamos solo en los parados, figuran 1.270.000 mayores de 50, el 44% del total, de los que 781.000 llevan más de dos años en paro. El 69% de todos los parados de larga duración son mayores de 50 años. El paro de larga duración tiene nombre de mujer. De las 781.000 personas que llevan en paro más de dos años, 488.000 son mujeres, el 63%.
"Muchos de ellos tiran la toalla, porque se han chocado tantas veces con tantos muros que piensan que ni las políticas activas de empleo, ni los servicios públicos de empleo ni las empresas les quieren", lamenta el director de la Fundación Adecco.
Para Mesonero los problemas están diagnosticados hace tiempo. "La principal barrera de exclusión son los sesgos en los procesos de selección y los prejuicios sociales. Incluso en los procesos de selección con currículum ciegos, a la hora de la entrevista, muchos directivos ven con recelo a los sénior, aunque está comprobado que la diversidad de edades en la empresa impulsa la productividad al crear sinergias entre los trabajadores experimentados y los jóvenes".
Otro de los problemas está en "el inmovilismo de los trabajadores, que no comprenden que las formas de encontrar trabajo han cambiado, y que no es posible mantener el status que se tenía en el empleo anterior. Hay que adaptarse a las circunstancias laborales del momento, y demostrar las habilidades una vez conseguido en trabajo para mejorar las condiciones", recomienda Mesonero.
Albert Einstein decía que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, pero hay formas de avanzar. El director de la Fundación Adecco propone "desarrollar políticas de diversidad inclusiva en las compañías, formar en liderazgo inclusivo a los directivos y mandos intermedios de las empresas para concienciar de la potencia de plantillas intergeneracionales".
Y en cuanto a las estrategias es partidario de "cambiar las políticas activas de empleo para centrarse en las características de cada persona, deben construirse itinerarios personales, hacer un traje a medida de cada desempleado sénior. Los subsidios son un primer soporte, pero su objetivo debe ser reincorporar a las personas al mercado laboral. Cualquier persona que empiece a recibir una prestación, debería recibir a la semana siguiente una llamada del SEPE o de entidades colaboradoras para ponerse a trabajar con él. Esto que ya lo establece la Ley de Empleo, pero no se ha puesto en marcha", lamenta.