La cuestión de cómo se calcula la pensión de jubilación es uno de los dolores de cabeza más habituales para millones de trabajadores en nuestro país. La cuantía de la pensión depende directamente de las bases de cotización acumuladas durante la vida laboral, y la posibilidad de elegir los mejores años para este cálculo ha sido objeto de debate y de reforma en los últimos años. Repasamos las reglas actuales, los cambios más recientes y cómo estos afectan a los futuros jubilados.
Hasta hace poco, el único sistema de cálculo de la base reguladora contemplado se basaba en las bases de cotización de los últimos 25 años trabajados. Este modelo genera desigualdades, especialmente para aquellos con carreras laborales irregulares o que se encontraron ante periodos de desempleo o de reducción salarial en los últimos años de su vida laboral.
A partir de 2026 este sistema coexistirá con uno nuevo que permitirá excluir ciertos años de cotización que no reflejen fielmente el esfuerzo contributivo del trabajador, dando la oportunidad de compensar en los casos en que se ha tenido una trayectoria laboral más irregular.
Con la aprobación del Real Decreto-ley 2/2023, se aprobaron importantes modificaciones al sistema de pensiones. Una de las más destacadas es la posibilidad de elegir entre dos opciones para calcular la base reguladora, aunque no entrará en vigor hasta 2026. Las opciones serán:
Esta medida busca adaptarse a las realidades laborales actuales, ofreciendo mayor flexibilidad a los trabajadores que han tenido periodos de inestabilidad laboral.
La reforma establece un calendario de aplicación progresiva:
Este enfoque escalonado permite una transición suave y da tiempo a los trabajadores y empleadores para adaptarse a las nuevas reglas. Según el Banco de España, excluir los dos peores años de cotización podría aumentar la pensión en un 2.8% de media para aquellos que tienen más de un año de lagunas de cotización. Esto proporciona un incentivo adicional para aquellos trabajadores que han contribuido de forma consistente durante la mayor parte de su vida laboral.
El cambio en las reglas de cálculo también tiene implicaciones para las generaciones más jóvenes, que se enfrentarán a nuevas realidades laborales. Las carreras profesionales actuales son más propensas a incluir periodos de empleo temporal o discontinuo, lo que hace que estas medidas de flexibilidad sean cada vez más relevantes y necesarias.
El reto para el sistema de pensiones será garantizar su sostenibilidad financiera, especialmente en el contexto de envejecimiento poblacional y aumento de la esperanza de vida de la actualidad. Ese sí que será el verdadero reto al que se enfrenten las administraciones del estado venideras.
De forma individual, tener la posibilidad de elegir los mejores años de cotización para calcular la pensión es un avance de lo más significativo hacia un sistema de pensiones mucho más equitativo y adaptado a las realidades tangibles del mercado laboral actual.
Aunque todavía queda por ver cómo estas medidas afectarán a la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones, no se puede negar que representan un paso positivo para muchos trabajadores que han vivido carreras laborales más inestables y complejas.
Para millones de trabajadores en España, estas nuevas reglas podrían marcar la diferencia entre una pensión ajustada y una que refleje fielmente su esfuerzo contributivo.