Llenar la cesta de la compra y hacer frente a los recibos de luz, gas o calefacción es una misión cada vez más complicada para millones de pensionistas españoles por culpa de una espiral inflacionista cada vez más virulenta. El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 3% en marzo de 2022 y elevó su tasa interanual hasta el 9,8%, su valor más alto en 37 años.
Así, los pensionistas se han empobrecido ya un 6% en lo que va de año, debido a que las pensiones se han revalorizado de media el 4,1% en 2022 frente a ese casi 10% que han subido los precios en marzo. La situación resulta casi inasumible para una gran mayoría de los 9,9 millones de pensionistas contributivos, pero especialmente para los 2,2 millones que cobran pensiones mínimas y los 445.900 que reciben una no contributiva.
Sin embargo, aunque la carestía de precios es generalizada, los jubilados sufren más o menos la inflación dependiendo de la autonomía en la que residan, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los precios se han disparado más del 10% en nueve comunidades con respecto a marzo de 2021, lo que implica que los pensionistas que viven en ellas sufren en mayor proporción sus efectos.
Castilla-La Mancha ocupa el primer puesto en el ranking de las autonomías más perjudicadas por la inflación (subida anual de precios del 11,7%), seguida por Castilla y León (11%) y Aragón (10,7%). También registran subidas de precios superiores a la media del conjunto de España La Rioja (10,6%), Galicia (10,5%) y Extremadura (10,3%). Por el lado contrario, las comunidades donde el coste de la vida ha subido menos respecto a marzo de 2021 son Ceuta (7,8%), Canarias (8,4%) y Madrid (9%).
Como apuntábamos más arriba, la situación es particularmente difícil para las pensiones mínimas. Un jubilado de 65 años cobra una paga mínima de 890,50 euros mensuales si tiene cónyuge a cargo, o bien 685 euros mensuales si tiene cónyuge pero no a cargo, o bien 721,70 euros mensuales si la persona no tiene cónyuge. Para una viuda o viudo que tenga cargas familiares, la pensión mínima este año es de 834,90 euros mensuales, según explica 65ymás.com.
La tesitura es más desfavorable para los pensionistas contributivos. En su caso, el importe básico de las pagas es de 421,40 euros mensuales, según detalla el Imserso, cuantía muy baja que ni siquiera alcanza la mitad del salario mínimo interprofesional (SMI). En estas circunstancias el castigo de la inflación es doble, ya que entre los mayores encarecimientos figura la vivienda, que soporta esos gastos fijos, ineludibles y cada vez más disparados, como la factura de la luz, el gas (sea butano o natural), la calefacción e incluso el agua.
De resultas, mantener la vivienda cuesta hoy un 32,8% más de media que el año pasado. En algunas autonomías, como las dos Castillas, el coste de los recibos está muy por encima del promedio. En Castilla-La Mancha sufragar la vivienda se lleva un 44,1% más que en 2021, mientras que en Madrid el porcentaje se rebaja hasta solo un 25% más.
Con todo, se espera que la inflación haya tocado techo en marzo y que abril marque ya el inicio del descenso. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) mantiene su previsión para el IPC en el conjunto del año en una tasa media anual del 6,8%, un nivel todavía muy elevado aunque al menos no tan acusado como el que hemos soportado en lo que llevamos de año.