Los trabajadores que por determinadas razones deciden finalizar su vida laboral antes de tiempo tienen la opción de realizar la prejubilación, que no debe confundirse con la jubilación anticipada. En primer lugar, es importante saber diferenciar entre ambas. Aunque ambas situaciones implican que la persona da por terminada su vida laboral, la jubilación anticipada implica que la persona puede acceder a la pensión que otorga la Seguridad Social antes de la edad legal, hasta con dos años de anticipación, si ha cumplido con un mínimo de años cotizados. Mientras que la prejubilación, se trata de un acuerdo entre la empresa y la persona, ya que no está contemplada en la Seguridad Social.
En este pacto, la empresa y el trabajador dan por concluida su relación laboral, pero con unas garantías económicas iguales o parecidas a las que se tenía cuando la persona trabajaba. Es la propia empresa la que se encarga de garantizar el pago de la compensación económica hasta que la persona cumpla la edad mínima para poder jubilarse.
Tras la prejubilación el trabajador sigue cobrando un porcentaje pactado (60-80% de su salario habitualmente) y además, la empresa sigue pagando su cotización a la Seguridad Social, mediante un convenio especial para prejubilados. De este modo, sigue sumando sin perjudicarle cuando que se jubile oficialmente. En ese momento, la empresa dejará de pagarle ese porcentaje de su salario y será oficialmente jubilado, pasando a cobrar su pensión contributiva.
Aunque no se da en todas las empresas, en alguna situación puede ser interesante prejubilar a un trabajador o a parte de su plantilla. Así, se reduce un porcentaje de los costes laborales y se anticipa la entrada de nuevos trabajadores para empezar a formarse. Para el trabajador prejubilado, la ventaja es evidente: dejar de trabajar unos años antes, renunciando a una parte de su salario, pero sin restar cotizaciones para su posterior pensión pública.
Debido a que es una situación regulada por la empresa y que implica un pacto con el trabajador, se establece que no hay un mínimo de edad para poder solicitarla, sin embargo, existe la prejubilación con requisitos mínimos que deben cumplirse para poder acceder a ella. La relación laboral entre la compañía y el trabajador permitirá establecer a la empresa requisitos como los años de antigüedad, la enfermedad del trabajador, vejez, etc.
Cualquier persona puede solicitarla, sin embargo, dado que la Seguridad Social no interviene, la regulación viene dada por la propia empresa, quien se encarga de pagar al empleado, aunque no se encuentre activo. Por lo tanto, la persona que esté interesada en solicitar la prejubilación, deberá tratarlo con la empresa para ver si tiene acceso a esta opción y en qué condiciones. Normalmente, como empresa tienes que comprometerte a indemnizar al trabajador hasta que pueda solicitar la jubilación anticipada o la propia jubilación.
La prejubilación tiene algunas ventajas para aquellos trabajadores a los que su empresa se lo ofrece. Una de ellas es por ejemplo que mientras llega la verdadera edad de jubilarse pueden estar cobrando la prestación por desempleo y mientras cobrar un complemento de la empresa que le garantiza un porcentaje o la totalidad de lo que venía ganando entre todos los conceptos. Una forma de estar parado sin preocuparse por los ingresos.
Otra de las ventajas que ofrece esta figura es que normalmente los trabajadores la pactan de manera personalizada con su empresa. Aunque esta lance una iniciativa que incluya un número determinado de prejubilaciones, cada una de ellas se negocian de manera individual, por lo que el trabajador tiene cierto margen para adaptarla a sus circunstancia personales.
Por otro lado, suele hablarse de esta fórmula como una salida no traumática para los trabajadores despedidos y efectivamente así parece ser. Se otorgan una serie de garantías para estar ‘cubiertos’ hasta que llegue el momento de su jubilación y, que su pensión no se vea recortada.
Por último, es obvio que hay trabajadores que están deseando dejar de trabajar. Para ellos también es una ventaja.
También existen una serie de inconvenientes que hay que tener en cuenta. Aquellas personas que se ven obligadas por la empresa a prejubilarse, pero aún se sienten útiles y con ganas de trabajar pueden caer en una profunda depresión.
Otra de las desventajas es que, realmente, existe en torno a ella un vacío legal. Técnicamente estás en el paro pero has podido acordar con la empresa no volver a trabajar, para eso te está pagando un complemento pero, ¿qué pasa si los servicios de empleo de tu Comunidad Autónoma te llaman para un ofrecerte un trabajo?
Es importante tener muy en cuenta y estudiar las implicaciones fiscales que acarreará la prejubilación porque lo más normal es que no se recorte mucho la futura pensión pero dependiendo de la situación de cada uno puede ocurrir que no sea así; y también hay estudiar su relación con Hacienda durante el tiempo que pase hasta que pueda jubilarse.