Si con menos de 55 años estás pensando en jubilarte, olvídate. En la próxima década la edad de jubilación va a desplazarse más allá de los 67 años con toda seguridad. Aunque nadie lo dice abiertamente, hay razones demográficas, económicas y sociales que lo harán inevitable.
El Círculo de Empresarios ha publicado un informe que sostiene que para mantener el actual nivel de prestaciones habría que llevar la edad de jubilación objetiva a los 70 años, con un rango de edad entre 68 y 72 años a elegir por el ciudadano. Si el ciudadano decidiera jubilarse entre los 68 y los 70 años, su pensión sería inferior (en hasta un 15%) y, si decidiera jubilarse entre los 70 y los 72 años, recibiría un incremento de pensión (de hasta el 20%).
La propuesta de estos empresarios va más allá, y aseguran que hay que cambiar el sistema actual por uno de cuentas nocionales Unas cuentas virtuales que se abren cuando comienzas a trabajar y donde se van acumulando las cotizaciones que realizas durante toda tu vida laboral. Una vez alcanzada la edad de jubilación, la pensión que recibirás dependerá del saldo acumulado en tu cuenta, es decir, de todas las aportaciones realizadas, más los rendimientos que pudieran haber ocasionado, en función de distintos parámetros acordados, como la esperanza de vida, la evolución del PIB o de los salarios.
Expertos del Observatorio de Pensiones de la Universidad de Valencia han calculado que el efecto de la implantación de este modelo supondrían pensiones entre un 43% y un 48% de las actuales.
Es muy difícil que los ciudadanos aceptaran una rebaja de la cuantía de las pensiones de este calibre. Y los sindicatos tampoco lo aceptarían de ninguna manera. El sistema funciona ya en países europeos como Suecia, Italia y Polonia, pero es complicado que pueda abrirse paso en España, que tiene un mercado de trabajo, una estructura fiscal y unos sistemas de protección social muy diferentes.
Pero lo que sí va a suceder es que la edad de jubilación se va a retrasar más allá de los 67 años. El quid de la cuestión es cuándo se tomará la decisión. El Gobierno ya ha dado pasos en esa dirección, prohibiendo la jubilación forzosa para los que quieran seguir trabajando más allá de los 67, y bonificando con un 4% anual las pensiones de quien trabaje más allá de esa edad.
En 2027 la edad de jubilación estará en los 67 años. Los que ahora tienen 55 años tienen 12 por delante para llegar a esa edad. La esperanza de vida ha aumentado cuatro años por década en el último siglo, y aunque descienda esa proporción, es muy probable que en 12 años nuestra esperanza de vida haya aumentado al menos dos años.
La OCDE tiene una regla para que las pensiones de los países desarrollados no tengan problemas de sostenibilidad, y es que por cada tres años que mejore la esperanza de vida, se retrase en dos años la edad de jubilación.
Esta regla ya se está implantando en Italia y Portugal, y pronto entrará en funcionamiento en Suecia, Dinamarca, Finlandia y Holanda. Alemania y Francia están debatiendo también la implantación de la medida en sus países, e Inglaterra ya ha ampliado su edad de jubilación a los 68 para 2044.
Los cambios en pensiones necesitan periodos de adaptación para amortiguar sus efectos entre la población. La revisión al alza de la edad legal de jubilación en la España de los 65 a los 67 años, se aprobó en el año 2011, pero no estará completamente vigente hasta el año 2027, tres lustros más tarde. Por ello es posible que los trabajadores con más de 55 años no se vean afectados por la medida. Pero todo depende de la evolución del sistema.
El Mecanismo de Equidad Intergeneracional recientemente aprobado por el Gobierno incluye la posibilidad de que si la subida de las cotizaciones propuesta (un 0,6% los próximos 10 años) no fueran suficientes para contener el aumento de gasto en pensiones, (y todos los expertos consideran que no serán suficientes), se tomarían medidas alternativas de equilibrio.
Sólo hay dos maneras de equilibrar el sistema, aumentando los ingresos o disminuyendo el gasto. Para aumentar los ingresos habría que subir aún más los impuestos, cosa poco probable tras el alza de las cotizaciones. O bien recortar las pensiones, de lo que no quieren ni oír hablar ni sindicatos, ni pensionistas. La opción menos dolorosa es el retraso de la edad de jubilación a 10 o 15 años vista.
El Gobierno aún dispone de algunas medidas previas antes de decantarse por retrasar la edad de jubilación más allá de los 67. La primera de ellas es ampliar el periodo de años cotizados que se tienen en cuenta para calcular la pensión. Es una medida acordada con Bruselas a la que el ministro Escrivá lleva tiempo dando forma.
La otra es ampliar el abanico de posibilidades laborales para que los que quieran seguir trabajando lo puedan seguir haciendo más allá de los 67, mejorando las actuales opciones de compatibilizar trabajo y pensión, y mejorando la fiscalidad a los empresarios que quieran mantener en sus plantillas a mayores de 67 y a los autónomos que quieran seguir trabajando más allá de esa edad.