Cada vez utilizamos menos dinero en efectivo. Según una encuesta sobre métodos de pago elaborada en 2020 por ING, el 64% de los españoles usan menos efectivo que hace un año y al menos uno de cada tres estaría dispuesto a dejar de emplearlo por completo, lo que nos sitúa en lo alto del ranking de países con mayor predisposición a dejar de utilizar este método de pago, solo por detrás de Turquía.
No cabe duda: dependemos más de la tarjeta. Si hace años se nos hacía impensable salir de casa sin al menos unas monedillas en la cartera, hoy en día solemos movernos sin efectivo aprovechando que cada vez son más los establecimientos que no exigen mínimos para pagar con tarjeta, aunque esto puede traernos algún que otro problemilla.
Y es que a pesar de que la mayoría de las grandes empresas admiten este tipo de pago, en algunos locales más pequeños o tradicionales todavía sigue siendo obligatorio el pago con efectivo o, en su defecto, un consumo mínimo para poder utilizar la tarjeta, por lo que, si no llevamos dinero encima, podemos acabar haciendo un gasto mayor del que esperábamos o dando vueltas en busca de un cajero del que sacar unos euros.
Para evitar estas incómodas situaciones, existe un método que en Europa ya ha ido ganando cierta popularidad y que poco a poco está abriéndose un hueco en nuestro país: el cashback, un método de retirada de dinero que nos permite conseguir efectivo sin pasar por un cajero automático o pagar comisión.
Cashback es un término inglés que en español podríamos traducir como “dinero de vuelta”. Este sistema nos permite obtener dinero en efectivo en cualquier tienda o comercio de manera muy sencilla: pagando con nuestra tarjeta de crédito más de lo que nos corresponde.
Pongamos un ejemplo: imagínate que has ido a hacer la compra a tu supermercado de confianza y que, después de llenar el carrito con todos los productos que necesitas, te sale que el valor de tu compra es de veinte euros.
En este momento, si bien lo habitual es que se pague el importe sin ningún añadido, podemos abonar cincuenta euros para que el cajero nos devuelva los treinta de diferencia en efectivo, sin ningún tipo de coste ni complicación.
De este modo, podemos utilizar la caja de los establecimientos como si estuviéramos en un cajero automático de nuestra entidad bancaria para disponer de dinero en físico.
Los beneficios que el cashback puede aportar a los usuarios son evidentes. Por un lado, nos permite sacar efectivo sin comisiones; por otro, nos ofrece la posibilidad de obtener dinero en físico en distintos establecimientos, algo que puede resultar especialmente útil si nos encontramos en un lugar donde no haya cajeros en las inmediaciones o estén fuera de servicio.
Pero, más allá de las ventajas que puede aportar a los clientes, este método de retirada de efectivo también puede repercutir positivamente en las tiendas que lo admiten, ya que puede fomentar la compra de productos en sus instalaciones, y en las entidades bancarias que lo ofrecen, ya que puede ayudarles a captar más afiliados.
El cashback es un método bastante consolidado en países como Reino Unido, Australia o Estados Unidos. Sin embargo, en España el único banco que permite este sistema es ING, que mediante Twyp, su aplicación móvil, nos ofrece la posibilidad de sacar entre 20 y 150 euros en efectivo en más de 8.000 tiendas, supermercados y gasolineras como las marcas del Grupo DIA o las estaciones de Galp y Shell.