En muchas ocasiones el coche es un bien preciado que no quieres que salga de la familia, pero tras jubilarte prefieres comprarte uno más acorde al uso que le vas a dar, por lo que llegas a un acuerdo para venderlo con tu hijo, que siempre ha estado enamorado de tu vehículo, o con tu nieto, que se ha sacado el carnet hace pocos meses. Pero ya sabes que todo trámite, por muy sencillo y rápido que pueda parecer, lleva sus gestiones de las que a veces no somos tan conscientes. Y la venta de tu coche, por mucho que sea a un familiar o a un amigo, también conlleva el pago de la tramitación pertinente para que administrativamente quede todo arreglado.
Una de las gestiones principales en la compraventa de vehículos es el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) que se realiza cuando hay transmisiones de bienes o derechos entre particulares por una cantidad económica. Este impuesto suele correr a cargo del comprador, pero en muchas ocasiones, en especial si se hace entre conocidos, se puede negociar el hacerlo entre ambas partes.
El ITP varía dependiendo de cada lugar, pues es un impuesto en el en cada comunidad autónoma se paga un porcentaje u otro al ser competencia de estas. Una vez formalizada la compra del vehículo, se estipula un periodo de 30 día hábiles para acudir a la Delegación de Hacienda Pública de la comunidad autónoma correspondiente a realizar el pago. No te olvides del DNI y del documento que acredite la compraventa, a lo que tendrás que sumar el formulario 620 de la Agencia Tributaria debidamente completado. Y ahora viene la gran cuestión que ronda la cabeza del comprador: ¿cuánto debo pagar?
La principal diferencia para saber cuánto se debe abonar está en el gravamen, que cada en cada comunidad autónoma es distinto, aunque suele oscilar entre el 4 y el 8% dependiendo de la antigüedad, el tipo de vehículo o su cilindrada. Por su parte, también se debe tener en cuenta el valor fiscal del coche que se puede consultar en el Boletín Oficial del Estado (BOE) según el modelo que sea y su antigüedad, al que se le aplica el porcentaje de depreciación dependiendo de los años que tenga. Con este cálculo obtendrías el valor mínimo del vehículo a ojos de la administración.
A ese resultado no queda otra que aplicarle el gravamen de cada comunidad autónoma del que antes te hablábamos, de esta manera obtienes la cuota mínima que debes pagar por el ITP. Aún así, si se vende el coche por un precio superior al valor mínimo, el gravamen se le aplicará al precio de compra y no al valor mínimo. Nunca está de más conocer cómo funciona este impuesto, pero como ves se deben aplicar varios valores, así que ante cualquier duda, en la propia oficina de la Delegación de Hacienda pueden aplicar el precio final, aunque nunca está de más saber, más o menos, cuanto va a tocar pagar.
Ahora que has abonado este impuesto tienes vía libre para realizar otros trámites necesarios para regularizar la situación como nuevo propietario de ese vehículo. Uno de ellos es la transferencia de titularidad del coche en Tráfico, para el que es primordial adjuntar el justificante de pago del ITP y pedir cita previa. Con estás gestiones finalizadas, ese amigo, hijo o nieto ya puede disfrutar en su totalidad de su coche de segunda mano tras haber puesto todos los papeles en regla y estar, por fin, debidamente a su nombre.
Como puedes ver la compraventa de un vehículo requiere de unos cálculos que en ocasiones, antes de meter la pata, es mejor que directamente lo comprueben en la Delegación de Hacienda. El ITP es imprescindible para la transmisión de vehículos entre particulares y recuerda que tiene un plazo límite de 30 días, así que cuanto antes se abone, mejor para realizar las tramitaciones que completen la gestión de la propiedad del vehículo.