El empresario Luis Medina, involucrado en una presunta estafa al Ayuntamiento de Madrid en la venta de material sanitario, ha puesto a disposición del juez su parte de la herencia de su abuela, la fallecida María Eugenia Fernández de Córdoba, para hacer frente a la fianza de casi 900.000 euros que le impuso el magistrado por el pelotazo de las mascarillas defectuosas por el que el aristócrata se habría llevado un millón de euros en comisiones.
¿A qué parte de la herencia se refiere el hijo de Naty Abascal cuando la ofrece para cubrir la fianza? Pues concretamente a lo que dictó la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla que el pasado 7 de diciembre, que concluyó que debe recibir 4.119.095,81 euros por parte de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli. Sin embargo, esa sentencia fue recurrida ante la Audiencia Provincial de Sevilla y, por tanto, no es firme. La pregunta entonces es si el comisionista puede utilizar una herencia que aún no ha cobrado para sortear el alzamiento de bienes.
En principio, el juez Adolfo Carretero no podría retenerle esa herencia a Luis Medina porque éste aún no la tiene asegurada, pero lo que sí puede hacer es embargarle preventivamente sus derechos hereditarios y, para su efectividad, anotar el embargo en el Registro de la Propiedad o bancos, donde Fernández de Córdoba tuviese bienes inmuebles o cuentas corrientes.
Por derechos hereditarios se deben entender aquellos derechos que ostenta el heredero sobre los bienes de una herencia. El embargo de derechos hereditarios es legalmente posible. Para ello, se debe pedir la anotación en el Registro de la Propiedad del embargo de derechos hereditarios correspondientes al deudor sobre una propiedad inscrita a nombre del fallecido.
Esta se antoja la única fórmula para que Medina complete la fianza de casi 900.000 euros que se le reclama tras haber comprobado el juez el vaciado de las cuentas bancarias del aristócrata. Sólo tenía en ellas un total de 247,26 euros. Carretero únicamente pudo embargarle el velero de más de 300.000 que compró tras embolsarse su comisión.
Medina, su hermano y sus primos y sobrinos se creen con derecho a recibir aproximadamente 36 millones de euros de los algo más de 109 millones en los que se estima la herencia que dejó la abuela a su muerte en 2003. En aquel momento cada hermano ingresó casi medio millón, lo mismo que sus tres primos y casi 150.000 euros cada uno de los bisnietos, pero el total no alcanzaba el 33,33% que, a modo de legítima, les debería haber sido entregado.
A finales de 2021 el juez Francisco José Gordillo estimó parcialmente la demanda colectiva contra la Fundación Casa Ducal de Medinaceli que habían presentado y sentenció que, efectivamente, deberían haber recibido más de la herencia de la abuela, pero también les negó el reparto de otro tercio del legado que la duquesa dejó a su hijo Ignacio, el único de sus hijos que aún vive y al que nombró, además, presidente vitalicio de la Fundación.
Según la sentencia, dictada el 7 de diciembre pasado, a Luis Medina le corresponderían 4,1 millones de euros, lo mismo que a su hermano Rafael y a su primas Casilda y Victoria Medina, mientras que a los bisnietos de la duquesa, Victoria Eugenia -que heredó el título de duquesa de Medinaceli- y Alexander Hohenlohe les otorga 1,4 millones de euros a cada uno.
La casa ducal teme que un fallo firme de la Audiencia de Sevilla dé la razón a Luis Medina y al resto de demandantes, porque podría poner en aprietos el futuro del patrimonio familiar. Al fin y al cabo, la herencia de la abuela Mimi se compone, básicamente, de títulos, edificios monumentales y obras de arte, pero poco dinero en efectivo. Por lo que habría que vender parte de todo ese patrimonio. Exactamente lo contrario de lo que quería la duquesa de Medinaceli.