En una entrevista de trabajo hay que responder con coherencia a todas las consultas sobre nuestra profesión o forma de trabajar. Está en juego un cambio importante y si hemos acudido debemos poner toda la carne en el asador. Probablemente sea la única oportunidad de demostrar que valemos para el puesto. En Uppers hemos tomado nota de los consejos de un reclutador, ya no sobre qué decir, sino sobre qué preguntas deberías hacer tú en una entrevista de trabajo.
Lo habitual es que el entrevistador siga un guión que responda a los mínimos que debe cumplir una persona para cubrir esa vacante. Se trata de una reunión profesional que genera estrés y mantiene en tensión al candidato. No quiere meter la pata, lucha para que no le traicionen los nervios, repasa su currículum, se aprende lo que cree que quieren oír…
El interés que muestre es una baza muy significativa de modo que si el reclutador ofrece la posibilidad de plantear dudas y consultas se tiene que aprovechar. Los expertos destacan que se podría concebir esa entrevista como una conversación que es cuando fluye la comunicación de verdad, más que como un interrogatorio a una banda. Además, en esa charla convendría realizar unas preguntas concretas con vistas a conseguir el empleo.
Estas son las 10 mejores preguntas que se pueden hacer en una entrevista de trabajo:
En ocasiones se termina la entrevista, pero no se conocen las funciones básicas que se tendrían que desempeñar. En ese caso, es el entrevistado quién debe preguntar por las tareas, las responsabilidades, cómo es el día a día, incluso el horario o las costumbres de la plantilla o la cultura corporativa. Es el momento de consultar por qué está libre la vacante, si es una sustitución o es un puesto de nueva creación.
Consiste en conocer la jerarquía de la empresa, de quién se va a depender, con quién se va a trabajar cada día, quiénes serán los compañeros, si se tendrá a alguien al cargo, cómo será el equipo… Todo ello también es importante a la hora de tomar una decisión si aceptan la candidatura para ese puesto.
A veces los entrevistadores obvian ciertas tareas por ser más tediosas, porque conllevan un mayor volumen de trabajo o porque son más difíciles. Es necesario saber lo bueno del puesto, pero también lo malo. Cualquier dato influye en la decisión final al igual que saber que se está preparado e interesa la vacante, ya que los aspectos más peliagudos se pueden transformar en retos y en desafíos.
En realidad, una vez en la entrevista, como interesado se debe haber consultado a fondo con anterioridad a qué se dedica la compañía, cuál es su relevancia en el sector, cuáles son sus valores y su cultura empresarial. Sin embargo, es perfecto querer profundizar para saber qué cualidades debe tener ese empleado perfecto, a continuación habrá opción de demostrar que se cumplen esas premisas porque son valores destacables en uno mismo o que son cualidades que se quieren mejorar.
Para tomar la decisión de empezar a trabajar en un nuevo proyecto cuantos más datos mejor. Si han llamado a una persona es porque les interesa su currículum. En principio el entrevistador está acostumbrado a que le pregunten de todo, pero estas consultas que parecen un poco más personales sobre lo que más le gusta de su empresa le pueden sorprender de forma positiva y sumar un punto a su favor.
Además de las funciones diarias, de las responsabilidades y las tareas es importante conocer la forma de trabajar. La duda es si se desempeña una labor más en común o cada uno va a lo suyo. Así cabe la posibilidad de identificarse con las distintas culturas laborales y poder decidir en consecuencia.
Conviene conocer las expectativas de futuro que la empresa va a depositar en el trabajo por un lado o si se trata de un puesto muy estable con poco movimiento. Esas expectativas tendrán que coincidir con las del candidato, si se pretende estar abierto al cambio a otras funciones o a crecer o al contrario se prefiere un puesto estable a largo plazo. Algunos reclutadores recomiendan en este caso evitar la palabra “ascender” durante la entrevista.
Consiste en demostrar que no hay alguna fisura en la formación, en la trayectoria o en la experiencia. Principalmente, hay que tener respuesta ante posibles despidos o falta de conocimiento poniendo en valor otros aspectos y casos de éxito.
Es una cuestión que no se debe abordar al principio de la entrevista ya que es probable que el entrevistador aporte esa información a lo largo de la conversación. Se aconseja no ser muy directo y no preguntar nunca “¿cuánto pagáis?”. Es más sutil hacer referencia a las condiciones económicas o incluso a un rango de salario para cuando el salario esté abierto a la valía y experiencia del elegido.
Según los expertos conviene que lo último que se recuerde del entrevistado sea en clave positiva, que está interesado y que cree con toda seguridad que el perfil encajaría en el puesto. Es viable querer saber los pasos a seguir a partir de ese momento o cuándo habrá noticias de los resultados del proceso de selección.