Cuando llega el momento de apostar por un trabajo nuevo es de gran utilidad saber qué necesita una empresa de los candidatos que se postulan a sus vacantes. En Uppers hemos consultado con una firma especializada en la búsqueda de talento qué es lo que más valora una empresa a la hora de contratar.
En este caso hemos dejado a un lado lo que se da por supuesto: la formación, donde cualquier firma quiere al mejor, y la experiencia, que puede medirse en función de los objetivos cumplidos y el éxito en anteriores empleos. Nos referimos a esas habilidades personales, a la capacidad para relacionarse adecuadamente con los demás y a la predisposición para ejecutar tareas concretas.
En muchas ofertas de trabajo directamente se solicita que se presenten aquellos candidatos con ciertas habilidades que la compañía considera que son la clave para desempeñar el puesto. Según LinkedIn, la red social orientada a la búsqueda de empleo, “el 92% de los directivos valoran muy positivamente las soft skills”, es decir, las habilidades sociales que hacen que una persona sea más efectiva no solo en el trabajo sino también en su vida.
En concreto, las habilidades que más valoran las empresas para contratar son cuatro y son las siguientes:
Los responsables de recursos humanos perciben cuando una persona se valora adecuadamente y tiene confianza en sí misma. Es difícil convencer a otros o trasmitir algo en lo que uno mismo no cree. En una negociación con proveedores o clientes hay que convencer y generar confianza, con ello se alcanzan los resultados y los objetivos.
La empatía es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Es tan sencillo como saber ponerse en el lugar de los compañeros lo que refuerza el trabajo en equipo e incluso evita conflictos innecesarios que pueden afectar a la dinámica de las tareas diarias.
En un puesto de trabajo que implica responsabilidad y formar parte del equipo directivo, desde recursos humanos apuntan que es imprescindible ser estables emocionalmente y demostrar que se es capaz de controlar las emociones aún en los momentos más críticos. Controlar la ira o la rabia delante de los compañeros de trabajo y del equipo es básico. No se trata de ser un bloque de hielo sino de ser capaz de no dar rienda suelta a ciertos sentimientos repentinos o un enfado desproporcionado. Tales reacciones deterioran la imagen de uno mismo frente a los otros empleados, dan lugar a malentendidos y generan problemas.
En realidad, tal como subrayan los expertos, la motivación es el centro de todo y sirve de nexo entre todas las demás habilidades nombradas. Estar motivado es lo que convierte en exitoso tanto el trabajo individual como el de todo el equipo. La motivación es la guía que acompaña a la expresión de los sentimientos, a las actitudes, a los deseos, a las opiniones… Empuja a la persona a aprender y a desarrollar nuevas habilidades para analizar el contexto, redirecciona al equipo en el mismo camino y consigue encontrar las soluciones más adecuadas a los problemas.
Además de estas cuatro habilidades, los reclutadores también valoran otras como la capacidad de comunicación, de trabajo en equipo y para asumir riesgos, así como la flexibilidad para adaptarnos a los cambios y a situaciones complicadas, el optimismo o la vocación de servicio para brindar colaboración y ayuda. En cada puesto de trabajo se requieren unas habilidades sociales determinadas porque tienen más peso unas sobre otras. De este modo, cuando llegue la hora de presentarse a una entrevista de trabajo habrá que saber destacar de uno mismo aquellas habilidades que creemos imprescindibles para desempeñar ese puesto.