La brecha de género laboral sigue siendo una de las realidades más evidentes e injustas que soportamos en España, a pesar de que existe un marco legislativo que en teoría debería preservar el principio de igualdad entre hombres y mujeres. En nuestro país la brecha salarial efectiva se sitúa en un 18,7%, lo que significa que los hombres cobran, de media, unos 5.175 euros anuales más que las mujeres, según un estudio de Raisin. Y la diferencia se hace más grande con la edad, penalizando en mayor medida a las trabajadoras entre 50 y 59 años.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, la brecha salarial de género fue mayor en 2020 para las mujeres menores de 30 años, con una tasa del 18,4%, y, sobre todo, para las mujeres mayores de 55 años, con una tasa del 28,2%. La brecha salarial también es significativa para las mujeres en el grupo de edad de 45 a 54 años, con una tasa del 24,2%.
Una de las consecuencias directas de que las mujeres ganen menos que los hombres por el mismo trabajo es que disponen de menos recursos económicos para satisfacer sus necesidades básicas y mejorar su calidad de vida. Esa brecha, por tanto, puede limitar la capacidad de las mujeres de ahorrar y planificar su futuro financiero. Y es especialmente significativo el impacto en esa franja de 50-59 años, "cuando los ingresos y las cotizaciones a la Seguridad Social son cruciales para el importe de la pensión que percibirán cuando se jubilen", nos recuerdan desde la plataforma de ahorro.
Lo cierto es que la brecha salarial afecta a la jubilación de las mujeres, y mucho. La pensión que reciben está directamente relacionada con su salario durante su vida laboral. Y, puesto que las mujeres tienen salarios más bajos en promedio que los hombres, esto se traduce en pensiones más bajas en la jubilación. No olvidemos tampoco que las mujeres en España tienen una esperanza de vida más larga de media, por lo que necesitarán más recursos financieros para mantener su calidad de vida en la jubilación.
En el mencionado estudio de Raisin se calcula la diferencia entre la jubilación del hombre y la mujer. Para ello utilizan como referencia el salario anual de ambos con 49 años cotizados y considerando un ahorro del 10% anual. Con esos datos, los hombres serían capaces de jubilarse a los 65 años con unos ahorros de 133.000 euros, mientras que para retirarse en las mismas condiciones las mujeres tendrían que trabajar más de 13 años más. La conclusión es que "para poder jubilarse con las mismas condiciones que los hombres a los 65 años, las mujeres tendrían que trabajar hasta los 78 años".
La brecha salarial de género es más o menos amplia dependiendo de varios factores, como el sector laboral o el nivel de experiencia. Pero en general se observa que "en los sectores con salarios más altos y en los puestos directivos, la brecha salarial de género es mayor para las mujeres mayores", según nos apuntan los expertos de Raisin.
En cuanto a los sectores laborales, los que presentan una brecha salarial de género más amplia son los servicios financieros, la energía y la construcción. La brecha salarial también varía según el tipo de contrato y la experiencia: "Las mujeres con contratos temporales y a tiempo parcial suelen tener salarios más bajos que las mujeres con contratos indefinidos y a tiempo completo, y la experiencia laboral también puede afectar la brecha salarial".
Tal y como nos explicaba Javier Ruiz en 'MoneyTalks', "las mujeres que trabajan a tiempo completo cobran el 91,8% del sueldo que ganan los hombres. Si trabajan a jornada parcial el porcentaje baja al 87,9%", según datos del Instituto Nacional de Estadística. Y si nos atenemos al indicador del salario más frecuente, el de las mujer es un 73,2% del que gana el hombre. Un 25% menos.
Si comparamos los datos en España con los del resto de Europa descubriremos una verdad aún más incómoda. Aquí estamos peor. Según un informe de la Comisión Europea de 2020, la brecha salarial de género para las personas de 55 a 64 años en la UE es del 14,4%, mientras que en España es del 26,6%. La brecha salarial de género para los sénior en España es la segunda más alta de la UE, después de la de Estonia (28,3%).
Estrechar la brecha debería ser un objetivo empresarial prioritario, y no solo por una cuestión de justicia social, sino de rentabilidad. Según el indicador del grupo ClosingGap, si se equiparasen la participación en el empleo, las horas trabajadas y la presencia de mujeres en los sectores más productivos, el PIB nacional sería un 17,6% superior. Como dice Javier Ruiz, "la igualdad es rentable y discriminar es un mal negocio".