Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa reflejan la menor tasa de paro en mayores de 50 de los últimos 15 años, un 12%. Esta tasa mide la proporción de personas activas de un grupo que se encuentran en situación de paro. Desde 2008, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, no teníamos cifras similares, y eso que ahora somos casi tres millones de personas más que entonces en esa franja de edad. Esa es la cara amable de los datos, la cara amarga dice que el paro en mujeres de estas edades es mucho mayor que en los hombres, 14% frente al 10%, que uno de cada tres parados en mayor de 50 años; y que uno de cada cuatro parados de larga duración tiene más de 50 años.
Desde hace 15 años no veíamos en España una tasa de paro entre mayores de 50 años tan baja como la que ha dejado la última EPA del primer trimestre de 2023. Los sénior, los trabajadores de 50 a 64 años, tienen una tasa de paro del 12%. Los jóvenes entre 20 y 35 años alcanzan el 19% y los de entre 35 y 50 están en el 11%.
En los mejores años de la economía española, a los comienzos del siglo XXI, las tasas de paro de los sénior estaban entre el 6 y el 7%, con lo que todavía nos queda camino por recorrer, pero en los últimos años el descenso es llamativo. Hemos pasado de tasas por encima del 20% en los años 2012 y 2013, a las actuales 10 puntos por debajo.
Hay menos parados mayores de 50, y eso que la población de mayores de 50 ha aumentado en casi 3 millones de personas en esos 15 años. En 2008 había 7.700.000 personas entre 50 y 64 años, hoy somos 10.500.000.
Hay record de afiliación a la Seguridad Social, por encima de los 20 millones de personas trabajando, y eso que nuestros niveles de paro siguen siendo los más altos de la Unión Europea, lejos de Alemania Polonia o República Checa, que tienen tasas por debajo del 3%, o de Francia (7%), Italia (8%) o Portugal (7%).
Una vez superada la pandemia, es la Guerra de Ucrania la que frena el desarrollo económico, y pese a ello, España encabeza las previsiones de crecimiento en Europa para el año que viene. Los últimos datos enviados a Bruselas por el Gobierno auguran que el paro estará por debajo del 10% en 2026.
Pese a estos datos esperanzadores lo cierto es que queda mucho por hacer. En España hay 926.000 parados mayores de 50 años, y de ellos, casi 300.000 lo son de larga duración. Especialmente penoso es el tema de las mujeres a estas edades, porque su tasa de paro es un 2% superior a la de los hombres.
Si bien las tasas de ocupación son altas para los mayores de 55, son muy bajas en mayores de 60, y casi nulas en mayores de 65 años. A esas edades, las tasas de ocupación están claramente por debajo de la media Europea.
Esto tiene dos lecturas. La primera es que el mercado de trabajo expulsa a los mayores de 60, en ocasiones prematuramente. Gran parte de los desempleados de más de 60 años son consecuencias de ERES no deseados, y de jubilaciones anticipadas que utilizan dos años de paro antes de llegar a la jubilación anticipada a los 63 años, con la pérdida de pensión que esto supone para toda la vida.
También se puede interpretar en clave positiva. Tenemos un sistema generoso que permite a los trabajadores que hayan cotizado lo requerido, jubilarse en buenas condiciones a una edad en la que aún se puede disfrutar plenamente de la vida.
En cualquier caso existe una gran bolsa de pobreza directamente relacionada con el desempleo de los sénior. Los mayores de 50 años reciben ya la mitad de todas las prestaciones por desempleo, y no son pocos, 920.000 personas. En el SEPE figuran 4,5 millones de demandantes de empleo, es decir parados y otros que están apuntados para mejorar su situación laboral. De ellos, casi la mitad, dos millones, son mayores de 50 años. Cada una de estas personas tiene una historia de frustración y muchas están al borde de la desesperación.
Desde la Fundación Adecco se propugnan actuaciones que mejorarían la inserción laboral de los trabajadores más veteranos.
Para acabar con un buen sabor de boca digamos que es posible encontrar trabajo después de los 50. Manuel Villar, tras 27 años en la misma empresa se quedó en la calle a los 54. Tras 7 meses de reciclaje en el programa de intermediación laboral SAVIA, de la Fundación Endesa, ha conseguido trabajo como director ejecutivo de una empresa.
También Santiago Nistal, a los 52 años, consiguió una oferta laboral en 2019 como coordinador de proyectos educativos en una fundación, donde trabaja en la actualidad.
El autoempleo también puede ser una tabla de salvación. Martina Bote, de 62 años, consiguió reincorporarse al mercado laboral como consultora de recursos humanos. “Cuando me decidí a trabajar como freelance fue después de participar en un programa de mentoring, que me dio el empujón final que necesitaba para iniciar mi propio proyecto profesional”.