Saber retirarse a tiempo como una de las bellas artes. La renuncia, casi in extremis, del presidente norteamericano Joe Biden a la carrera electoral pone de manifiesto lo difícil que nos resulta a veces dar ese necesario paso al costado. El asunto puede ser complejo, ya intervienen en nuestra decisión muchos factores, desde nuestra propia edad, hasta el apego que sintamos por nuestro oficio o la importancia que le demos a nuestra ocupación.
Cuando hace dos años, el actor y comediante Jim Carrey anunciaba su retiro, lo hacía porque, según le dijo a Access Hollywood: "Esto es algo que quizás nunca escuches decir a otra celebridad, pero ya tengo suficiente. Ya he hecho suficiente. Soy suficiente". En un plano totalmente opuesto, la enormemente exitosa cantante Adele, anunciaba esta misma semana que se retiraba porque se encontraba a sí misma "con el depósito vacío" y que ya "ni siquiera canto en casa. ¿Qué tan extraño es eso?".
Las razones para el retiro 'a tiempo' son, pues, diversas y en muchos casos personales. Y evidentemente la responsabilidad que siente un artista difiere mucho de la que siente el gobernante de una potencia mundial. En todos los casos, sin embargo, se trata de lo mismo: de saber escuchar. A médicos, amigos, familiares, como en el caso de Biden, pero sobre todo saber escucharnos a nosotros mismos.
En ese sentido, también conviene escucharnos para entender si lo que nos pide el cuerpo es una pausa -lo que el escritor Pablo D'Ors describía como "vaciarse para volver a llenarse"- o si, por el contrario, es necesario pensar en un retiro definitivo. Algo que suele costarnos mucho asumir: a Biden tuvieron que pedírselo sus médicos, sus votantes y hasta el propio Obama, uno de sus grandes valedores, antes de que se decidiera a retirarse.
"Siempre que dejamos un puesto de trabajo después de mucho tiempo, existe un duelo que debemos superar - nos contaba aquí Ángela de la Fuente, psicóloga de AF Psicología y Psicoterapia-, un duelo que a veces, unido a una situación de alivio porque suele llegar en un momento en el que estamos especialmente quemados, independientemente de que tengamos más o menos ganas de abandonarlo", señalaba.
Para la especialista, cuando, como en el caso de Biden, la decisión "se toma de forma consciente, parte de ese duelo comienza antes del día de decir adiós". Lo que sin duda explicaría la demora del presidente estadounidense en asumir la necesidad de su retiro. "Sin embargo, cuando no nos lo esperamos, al duelo en sí mismo debemos sumarle el shock de lo inesperado. Ahí el proceso es mucho más largo y costoso", apuntaba de la Fuente.
Sean las que sean las razones, está claro que a Biden, como a cualquier otra persona que se ve forzada a 'dejarlo', le tocará atravesar un proceso de aceptación, apoyarse en su entorno familiar y como señalaba la psicóloga, "construir una identidad propia, al margen del trabajo. Desarrollar otros ámbitos de nuestra vida que disfrutemos poniendo en valor no sólo el hacer, el concebir, el producir, sino también el sentir, el vivir, el disfrutar. Esto es más fácil decirlo que hacerlo y debemos trabajarlo en el tiempo, buscar otras pasiones, llenar nuestras horas libres con gente, actividades". En suma, saber desconectar.