En una reciente entrevista en El País, Roger Federer confesaba sus dificultades para reencontrar su proyecto vital tras dejar las pistas de tenis. “Retirarse es una especie de funeral, un desenfoque a cámara lenta. Es algo súper, extremadamente emocional. Porque algo que siempre ha estado contigo se ha ido y no volverá jamás, no puedes recuperarlo por mucho que lo desees. El tren ha abandonado la estación. Y está bien así, quiero que sea así, pero por supuesto no puedes pensar de un día para otro que no hay problema, que todo será fácil”.
Las palabras del legendario tenista reflejan lo duro que puede ser para muchos la crisis vital que supone dejar lo que has estado haciendo durante años para enfrentarte a un nuevo tiempo que no sabes dónde te puede llevar. Seguro que Federer no tendrá problemas para encontrar nuevos caminos, y dispondrá de todos los apoyos necesarios para superar las incertidumbres, pero muchas de las 350.000 personas que se jubilaron en España el año pasado lo hacen a calzón quitado, sin preparación, sin apoyos y sin herramientas para afrontar los 20 o 30 años de vida que les quedan por delante.
Tímidamente, las empresas y las administraciones se dan cuenta de la importancia que tiene para los individuos y para la sociedad prepararse para este “tiempo de júbilo”, pero los programas de formación son anecdóticos, y la cantidad de personas formadas, casi testimonial.
Victoria Arribas ha cumplido 68 años en abril y con 44 años cotizados ya podría estar jubilada hace tiempo, pero le gusta lo que hace, y ha retrasado su jubilación por cuestiones familiares… y también porque siente cierto vértigo al retiro. “Después de tantos años trabajando, teniendo unos horarios fijos, unas relaciones con los compañeros… perder todo eso me daba yuyu, tenía una sensación de vacío. Me decía: Dios mío donde voy, qué hago, ¡que alguien me ayude!”.
Para Victoria la ayuda llegó gracias a un curso de preparación a la jubilación impartido por la Eclap, la Escuela de Administración Pública de Castilla y León. La Junta de Castilla y León es una de las pocas administraciones que dispone de cursos de preparación a la jubilación para sus funcionarios. Desde hace unos años, desarrolla esta formación para los trabajadores en tránsito hacia la jubilación. Hasta hace unos meses, Ciro Acebes era el jefe de estudios de la Eclap y fue impulsor de esta formación. “Hace unos años nos dimos cuenta de que gran parte de los empleados públicos se encontraban a las puertas de la jubilación, y muchos no sabían cómo afrontarlo. Actualmente más de la mitad de los funcionarios tienen más de 55 años, y la jubilación es como un golpe, de pronto dejas de tener los contactos que tenías cada día, las rutinas, el tiempo ocupado… hay quien acaba deprimido, y muchos lo pasan mal. Por eso pusimos en marcha estos cursos que son un éxito. Cada año se ocupan todas las plazas y se queda gente fuera”.
En los próximos diez años más de siete millones de personas se jubilarán en España. Es la gran jubilación, un fenómeno predecible con efectos decisivos en la economía y la sociedad de las próximas décadas, pero de cuyas consecuencias no somos conscientes. “No existe consciencia de que el salto a la jubilación puede suponer un problema para muchas personas. Ni las administraciones ni las empresas lo consideran una prioridad, y los resultados de estas formaciones nos muestran que los alumnos encuentran herramientas que les ayudan a encontrar nuevos caminos, nuevas posibilidades, y la sociedad se beneficia de personas activas y muy capaces de ser útiles y beneficiosas en multitud de facetas. Debería ser una prioridad e incluirse tanto en las formaciones de empleados públicos como en las estrategias de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas”, explica Ciro Acebes.
Paco Brera es psicólogo y formador de los cursos de preparación a la jubilación. “Hay pocos cambios tan importantes como el de la jubilación. En la vida hay matrimonios divorcios, cambios de trabajo, de domicilio, pero la jubilación es un cambio fundamental. Hay gente que lleva muchos años haciendo lo mismo con las mismas personas alrededor durante años y de pronto todo eso se les cae. Disminuyen drásticamente las relaciones sociales. Pregúntate con cuantas personas te has relacionado hoy, y con cuantas te relacionarías si dejas de trabajar mañana. A veces el resultado es radical. Muchos están deseando llegar a la jubilación, pero otros muchos no saben lo que les viene encima”, explica Paco.
Victoria ha encontrado nuevos caminos en el curso. “Me ha abierto muchas ventanas. Por ejemplo, la posibilidad de descubrir un talento oculto. Nunca he hecho nada artístico, pero me encantaría probar con la cerámica, o retomar el golf, que me gustaba mucho. He llenado ese vacío y se me han abierto muchas posibilidades de ocupar bien mi tiempo. Me ha puesto los pies en la tierra, y me ha servido para conocerme mejor a mí misma. Como decía Clint Eastwood, no quiero dejar que entre el viejo en mí”, cuenta Victoria.
El viejo de que habla Victoria es el prejuicio pernicioso que tenemos hacia el envejecimiento, un prejuicio que alimenta el edadismo y tira piedras contra nuestro propio tejado, porque todos seremos viejos tarde o temprano. “Me daba yuyu pensar que iba a entrar en el mundo de los jubilados, que iba a cortar el cordón que me une a la sociedad. Es un prejuicio que tenemos todos y que yo he desmontado en el curso. Muchas veces somos nosotros los que nos ponemos palos en las ruedas que nos impiden avanzar y aprovechar todo un abanico de posibilidades que se abre cuando te jubilas.”, reconoce.
Los cursos sirven para abrir ventanas a las que asomarse. Paco Brera cuenta los cinco aspectos sobre los que se trabaja:
Tras su paso por el curso Victoria, que se jubila en noviembre, se muestra encantada: “estos cursos deberían se obligatorios para todos los que van a jubilarse. Te despejan dudas y te dan una visión positiva de todo lo que puedes hacer. Ahora estoy feliz y super agradecida de haber hecho el curso. Ha sido un regalo que me ha hecho la administración sin yo esperarlo”, asegura.
Ciro juega con ventaja, además de ser uno de los creadores de la formación, ha participado como alumno, ya que se acaba de jubilar, y también ha recibido ideas para planificar el futuro. “Siempre me he dedicado a la formación, y tengo muy claro que seguiré haciéndolo en adelante, quizá vinculado a una ong o a otras entidades sociales. El curso me ha ayudado a aclarar dudas, y ampliar perspectivas”.
Paco Brera lamenta que las formaciones de preparación a la jubilación sean tan escasas: “las administraciones deberían fomentar mucho más estas formaciones, como hacen en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón… Aparte del sufrimiento que pueden ahorrar a muchos, es que es un despilfarro social, un desperdicio de talento que no nos podemos permitir como sociedad”, termina.