Si algo bueno nos trajo el confinamiento por la pandemia de coronavirus fue la normalización del teletrabajo en un país en el que siempre había predominado el culto al presentismo laboral. Es cierto que muchas empresas han terminado optando por el regreso a la oficina por completo, pero la mayoría de los trabajadores prefieren la comodidad que reporta el trabajo en remoto en términos de conciliación familiar y ahorro. Ahora bien, el teletrabajo al 100% también tiene sus inconvenientes, como el aislamiento social continuado o el déficit de organización. La pregunta entonces es ¿cuánto teletrabajo es lo ideal para estar satisfecho y ser productivo?
Un estudio reciente de BMC Public Health ofrece la fórmula perfecta: según sus conclusiones el equilibrio ideal está en teletrabajar entre dos y tres días a la semana. Este modelo híbrido es la clave para maximizar la satisfacción laboral y cuidar la salud mental. Ofrece lo mejor de los dos mundos. Es decir, ofrece la flexibilidad prototípica del trabajo en remoto sin caer en el aislamiento que puede provocar el no poner nunca un pie en la oficina.
El trabajo destaca que tanto trabajar únicamente desde casa como no hacerlo nunca puede tener efectos negativos en el trabajador. Dos fueron las conclusiones principales del estudio:
Este no es el único informe que avala la ecuación del equilibrio perfecto. Una investigación de la ONG BRAC publicada en la revista especializada 'The Review of Economics and Statics' confirmaba que de todos los participantes aquellos que pasaban dos días en la oficina y tres en casa a lo largo de la semana estaban mucho más satisfechos en general. “Es plausible que el modelo intermedio de teletrabajo sea el punto óptimo en el que los empleados manifiestan una mayor satisfacción sin recibir las penalizaciones en las puntuaciones de rendimiento de sus compañeros que trabajan más o menos días en la oficina”, explicaban sus autores.
Lo que ambos estudios dejan claro es que el futuro está en encontrar el equilibrio entre el teletrabajo y la presencia en la oficina. Trabajar entre dos y tres días desde casa se antoja como la fórmula ideal para mantener la innovación, la cultura corporativa y la salud mental de los trabajadores.