Tres de cada cuatro CEOs españoles prevén que en tres años se recuperará el modelo de trabajo completamente presencial. Y casi la totalidad de ellos (el 89%) prefieren que los trabajadores vuelvan a la oficina, según un estudio de KPMG. ¿Estamos llegando al fin de la era dorada del teletrabajo? A muchas empresas les ha ido bien con esta modalidad laboral, o con la híbrida que la combina con la presencialidad, pero ahora se están cansando de ella y apuestan por el regreso completo al viejo orden, justo cuando los trabajadores se han dado cuenta de que con el trabajo a distancia se gana calidad de vida y se ahorra tiempo y dinero en desplazamientos.
El 34, 2% de las compañías en España con diez o más empleados permitía el teletrabajo en el primer trimestre de este año. Es decir, 6,6 puntos porcentuales menos que en el mismo periodo del año anterior, cuando el 40,8% de las compañías facilitaban esta modalidad a su plantilla, según la última encuesta sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
De los más de tres millones de personas que trabajaron en remoto más de la mitad de los días en nuestro país durante el confinamiento por la pandemia de covid-19, el número ha descendido en un millón de trabajadores, según la última encuesta de población activa. Estos datos revelan una tendencia en la que subyace un temor de las empresas a la pérdida de productividad.
Hace escasas fechas el director del banco de inversión Blackstone, Steve Schwarzman, aseguraba que los empleados en remoto "no trabajan tan duro, independientemente de lo que digan". Y el director ejecutivo de Goldman Sachs, David Solomon, llegó a describir el teletrabajo como una “aberración” que debía corregirse “lo antes posible”.
Entre las causas que citan empresas como Meta, Apple, Amazon, X o Snap para volver a la presencialidad completa, destacan la necesidad de contacto social o merma del compromiso de sus empleados, así como las distracciones, conscientes o no, a las que están expuestos en remoto. No parece pesar tanto el ahorro en los costes relacionados con infraestructura y equipamiento de oficina.
En el lado contrario, los trabajadores reclaman a gritos el teletrabajo. De hecho, es una de las prioridades principales para mantenerse en un puesto o acceder a él (60%), junto a la conciliación (71%) y flexibilidad (65%), según datos de Personio Global. Además, la presencialidad y el afán de control por parte de la empresa genera desconfianza y no facilita un ambiente propicio para trabajar.
Entonces ¿afecta el teletrabajo a la productividad? La realidad es que hay encuestas y estudios para todos los gustos. Por ejemplo, una investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la Universidad de California en Los Ángeles concluía que los empleados que se acogieron a la fórmula del teletrabajo fueron un 18% menos productivos que quienes trabajaron en la oficina. Sin embargo, el informe anual del teletrabajo de Workmeter apunta directamente a lo contrario: la productividad mejora hasta en un 28% en remoto debido a que se reducen las distracciones constantes (reuniones, conversaciones espontáneas entre compañeros) que se producen en la oficina.
¿Puede ser entonces que falte, en general, cultura de trabajo a distancia? ¿O que no todos sepamos gestionar el tiempo, sea cual sea la modalidad de trabajo? Para el coach y mentor de ejecutivos Agustín Peralt, "es una responsabilidad individual analizar con profundidad qué nos hace perder tiempo y efectividad tanto cuando estamos en casa como cuando estamos en la oficina. Hemos mezclado lo personal y lo profesional de una manera muy particular y, sin casi ser conscientes de ello, en muchos casos, no sabemos ni lo que realmente trabajamos. Eso sí, nos quejamos de que nos faltan horas".
"Debemos asegurarnos de que somos realmente efectivos, es decir, que hemos dedicado tiempo a entender qué es lo más determinante e importante en nuestra área de responsabilidad. Y que además trabajamos en ello con la mayor eficiencia posible, es decir, sin perder tiempo. Y aquí la responsabilidad es doble. Las empresas deben ayudar a que sus equipos entiendan todas las claves de la efectividad personal. Y cada uno de nosotros debe admitir que hay mucho por mejorar y querer mejorar", explica Peralt.
Quizás las empresas también deban entender que no es justo culpar exclusivamente al teletrabajo de cualquier caída en la productividad. Muchos expertos en recursos humanos apuntan a otros aspectos que llevan a esa situación: desmotivación del personal, problemas por parte de la gestión, políticas empresariales y dinámicas de trabajo poco efectivas.
Francisco Hortigüela, director general de la Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales, apuntaba en El País una razón por la que el teletrabajo no va a desaparecer: la retención de talento: “La gente quiere teletrabajar. Si en una empresa te dan la posibilidad y en otra no, lo normal es que elijas la primera oferta". "Si los resultados son los mismos y facilitas la vida de las personas, rechazar el trabajo remoto te puede generar problemas de captación de personal”, añadía.
Por su parte, PSOE y Sumar, los dos socios del Gobierno que ha regido España en la última legislatura y que aspiran a reeditar su coalición, siguen apostando por el teletrabajo. "Impulsaremos que las empresas ofrezcan jornadas híbridas que combinen lo presencial con lo remoto, con horarios más adaptables y flexibles", recoge el texto con las medidas de acuerdo firmado por las dos formaciones. Quizás en ese equilibrio entre la oficina y el remoto, entre la tranquilidad de la empresa y el bienestar del trabajador, siga residiendo el futuro del mercado laboral.